La Voz como elemento primordial del cuerpo y en la música, desfigurando, acariciando, abriendo otros pasajes de entendimiento, la llovizna fina que besa tu rostro en los bordes, vibraciones y escalofríos para una noche glacial.
FUCK BUTTONS
Olympians
atp recordings, 2010
FURSAXA
Mycorrhizae Realm
atp recordings, 2010
HOT CHIP
One Life Stand
parlophone, 2010
Olympians
atp recordings, 2010
Originales de Bristol, Inglaterra, Andrew Hung y Benjamin John Power forman Fuck Buttons, el año pasado facturaron "Tarot Sport", una obra fascinante de música electrónica expansiva y espacial, confortable epicentro de destellos y ruidos dispuestos a la manera de una plataforma sensorial prismática e intuitiva, conducto delirante para la elevación sostenida.
Desde ese disco extraen el corte "Olympians" para re-triturarlo, estirarlo y manipularlo en este vinilo 12", ahora con la compañía de dos aventajados 'astronautas de la antiguedad', Jason "Spacemen" Pierce de Spiritualized (anteriormente uno de los pilotos de Spacemen 3 junto Sonic Boom) y el siempre flagelante registro de Alan Vega de Suicide.
Si los Fuck Buttons cada vez apuntaban más alto en sus excursiones maquinales alucinadas, era esperable una reunión junto a estos chamanes mántricos, siguiendo una línea directa en los caminos del space rock.
Desde ese disco extraen el corte "Olympians" para re-triturarlo, estirarlo y manipularlo en este vinilo 12", ahora con la compañía de dos aventajados 'astronautas de la antiguedad', Jason "Spacemen" Pierce de Spiritualized (anteriormente uno de los pilotos de Spacemen 3 junto Sonic Boom) y el siempre flagelante registro de Alan Vega de Suicide.
Si los Fuck Buttons cada vez apuntaban más alto en sus excursiones maquinales alucinadas, era esperable una reunión junto a estos chamanes mántricos, siguiendo una línea directa en los caminos del space rock.
"Olympians" va en partida triple, primero en una 'radio-edit' contundente de 4 minutos flotando entre ruido blanco y estática estelar, luego aparece la versión inicial que traía "Tarot Sport", memorables 11 minutos de vuelo turbulento sobre capas y envolturas anchas, saturación y fluorescencias que se fusionan a una primitiva base de ritmos programados, en medio del viaje se deja caer un aluvión de guitarra shoegazing estridente pero solemne, cerrando la visión perfecta de esta muy buena subida.
La tercera es "Olympians (Spacemen Vs. The Olympians Remix)", donde J. Spacemen no ha dejado mucho del tema original, bajo una lluvia de glitches y sonidos extraños entramos en las atmósferas sagradas del gospel cósmico, un recogimiento aislacionista ultra-Spiritualized, la vigencia impertubable en las voces y música de Jason Pierce.
Para el final queda "Rough Steez (White Hot Heat Remix)", el remix de Alan Vega, la dosis necesaria de baile para este disco corto, baile fracturado eso sí, el Señor Vega nunca la pone fácil con su voz espasmódica y viciosa, estructura industriosa intervenida por gemidos y gritos marcas de la casa, tienen que haberlo pasado muy bien estos dos muchachos ingleses junto a esta leyenda viviente.
Siempre en altura Fuck Buttons.
Raúl Cabrera Hidalgo.
La tercera es "Olympians (Spacemen Vs. The Olympians Remix)", donde J. Spacemen no ha dejado mucho del tema original, bajo una lluvia de glitches y sonidos extraños entramos en las atmósferas sagradas del gospel cósmico, un recogimiento aislacionista ultra-Spiritualized, la vigencia impertubable en las voces y música de Jason Pierce.
Para el final queda "Rough Steez (White Hot Heat Remix)", el remix de Alan Vega, la dosis necesaria de baile para este disco corto, baile fracturado eso sí, el Señor Vega nunca la pone fácil con su voz espasmódica y viciosa, estructura industriosa intervenida por gemidos y gritos marcas de la casa, tienen que haberlo pasado muy bien estos dos muchachos ingleses junto a esta leyenda viviente.
Siempre en altura Fuck Buttons.
Raúl Cabrera Hidalgo.
FURSAXA
Mycorrhizae Realm
atp recordings, 2010
Las composiciones y ambientes creados por Fursaxa aka Tara Burke, siempre abandonan el plano estrictamente musical para transformarse en atrayentes cruceros espirituales, una especie de hundimiento hasta la esencia vital de la conducta humana, el animal y la naturaleza se conectan firmemente entre estos poemas pastoriles.
Podría tratarse del silbido del viento en los campos o el conjuro perdido de los bosques, lo cierto es que "Mycorrhizae Realm" es el séptimo album oficial de Fursaxa, para el que la chica de Filadelfia se ha hecho escoltar por algunos artistas venidos de la escena folk más espectral, se dejan sentir el chelo de Helena Espvall (Espers), el harpa de Mary Lattimore (The Valerie Project) y un Greg Weeks (Espers) paranormal en la producción del disco, aquelarre nocturno junto a los cantos y guitarras de Burke.
Comienzan con el grito primario de "Lunaria Exits The Blue Lodge", un espacio interpretativo casi convertido en field recordings, entorno crepuscular y voces que se elevan hechizeras, parecen haberse introducido en la tierra misma, dentro de los árboles y en el aire que respiramos.
Ya más luminosos en "Poplar Moon", nos invitan a volver hasta tiempos ancestrales, los instrumentos primarios se mueven en total armonía, abriendo ventanas perceptivas de seguro olvidadas por el peregrino en la mortandad de las décadas y el comportamiento.
Todo se torna aún más borroso en "Celosia", la voz de Tara Burke es la única huella que seguimos entre la impactante exhibición de harpa y chelo, sonidos en espiral y campanillas se mueven en una niebla intensa, desde la floresta aborigen aparecen unos vientos fantasmales que nos hipnotizan, caemos por el abismo sin llegar nunca al final.
"Well Of Tuhala" es un firmamento sacro donde las sirenas clavan el veneno, nos encontramos totalmente alejados en una óbita paralela creada por ruidos fractales y brujerías flotantes.
Fursaxa con su magia de ecos nos hace dejar la escanfandra mohosa, miradas desde el más allá, la música de nuevo como un transporte hasta la sangre primitiva, susurros que se escapan del cuerpo inerte para flotar liberados, clarividencia.
Raúl Cabrera Hidalgo.
Podría tratarse del silbido del viento en los campos o el conjuro perdido de los bosques, lo cierto es que "Mycorrhizae Realm" es el séptimo album oficial de Fursaxa, para el que la chica de Filadelfia se ha hecho escoltar por algunos artistas venidos de la escena folk más espectral, se dejan sentir el chelo de Helena Espvall (Espers), el harpa de Mary Lattimore (The Valerie Project) y un Greg Weeks (Espers) paranormal en la producción del disco, aquelarre nocturno junto a los cantos y guitarras de Burke.
Comienzan con el grito primario de "Lunaria Exits The Blue Lodge", un espacio interpretativo casi convertido en field recordings, entorno crepuscular y voces que se elevan hechizeras, parecen haberse introducido en la tierra misma, dentro de los árboles y en el aire que respiramos.
Ya más luminosos en "Poplar Moon", nos invitan a volver hasta tiempos ancestrales, los instrumentos primarios se mueven en total armonía, abriendo ventanas perceptivas de seguro olvidadas por el peregrino en la mortandad de las décadas y el comportamiento.
Todo se torna aún más borroso en "Celosia", la voz de Tara Burke es la única huella que seguimos entre la impactante exhibición de harpa y chelo, sonidos en espiral y campanillas se mueven en una niebla intensa, desde la floresta aborigen aparecen unos vientos fantasmales que nos hipnotizan, caemos por el abismo sin llegar nunca al final.
"Well Of Tuhala" es un firmamento sacro donde las sirenas clavan el veneno, nos encontramos totalmente alejados en una óbita paralela creada por ruidos fractales y brujerías flotantes.
Fursaxa con su magia de ecos nos hace dejar la escanfandra mohosa, miradas desde el más allá, la música de nuevo como un transporte hasta la sangre primitiva, susurros que se escapan del cuerpo inerte para flotar liberados, clarividencia.
Raúl Cabrera Hidalgo.
HOT CHIP
One Life Stand
parlophone, 2010
La formación británica Hot Chip ha vuelto a copar cientos de páginas gracias a "One Life Stand", título de su último y flamante disco, que ya hace el número cuatro de su carrera y es que puede que nos encontremos ante la obra cumbre de un proyecto que ya alcanzó cotas muy altas con su anterior disco, el genial "Made In The Dark".
Para esta ocasión la banda, liderada por el carismático Alex Taylor, nos muestran su lado más hedonista y divertido, cayendo en la mediocridad justo en los momentos más melancólicos e intimistas, y es que se nota que a este grupo le interesa mucho más el divertimento y la fiesta sin límites.
La retahíla de hits potenciales, al estilo "Ready For The Floor", que encontramos en este trabajo es realmente avasalladora empezando por el enérgico e infeccioso "Thieves In The Night", genial comienzo del álbum y que se cuela en las dancefloors a ritmo de high energy y electro pop, moviéndose entre los sonidos de Erasure y Cerrone, dándonos un resultado esplendido y adictivo.
Y lo mismo cabría decir de su bizarro "We Have Love", donde retoman ese aire a lo Erasure o a lo Yazoo, pero remozándolo de electrónica nu ravera y un deje hedonista, como solo gente comparable a James Murphy y cia, saben hacerlo.
La furia del electro rock emanado de las huestes de Murphy y DFA sigue presente en el corte "How Me Down Your Love", que se introduce en terrenos cercanos al funk clásico de la gente de la Motown, todo ello rodeado de una calidad y colorista atmósfera.
El synth pop sigue mostrándose en todo su esplendor en cortes, igualmente infecciosos que los anteriores, en temas como "Take It In", que recuerda al sonido Roxy Music o al new wave piscodelico de Heaven 17; o en el más sosegado "Keep Quiet", cuya escucha nos hace pensar en unos inspirados Depeche Mode.
No podemos olvidarnos de los afortunados en ser elegidos como primeros singles; en primer lugar el tema "One Life Stand", que da título al álbum, y que parece tener querencia por el sonido Erasure, de nuevo, y acercándolo al electro pop más actual, deudor de sagas como !!! o los Simian Mobile Disco.
Y en segundo lugar, el tema "I Feel Better", que se deslinda ligeramente del resto para atreverse con un ritmo cercano al house vocal, con tintes pop, al estilo Kyllie Minogue o Cher, pero otorgándole un aire épico y puede que autocrítico.
Como decía al principio, el disco decae en la parte mas baladística, y es que parece que a estos locos de la música no parece gustarle abandonar el sentido festivo, y se les hace cuesta arriba el meterse en terrenos intimistas.
De esa parte, se podría salvar el downtempo de "Alley Cats", que denota una enorme influencia de las enseñanzas del maestro Bowie, pero también guarda cierto parecido con le electrónica emotiva de gente como The Stranglers; sin embargo se hacen bastante prescindibles los dos restantes; por un lado el soso "Brothers", autentico bajonazo a mitad de disco, y sobre todo el mediocre "Slush" que nos hace pensar en las mas empalagosas baladas con las que nos suele obsequiar el no menos irritante Elton John.
Quitando esas excepciones, nos encontramos ante una gran obra, un disco realmente increíble y cuya escucha se muestra obligada de principio a fin. Ya podemos empezar a hablar de uno de los discos del año.
por Tatsuo,
para Mixside.
Higuma debe ser una de las bandas más interesantes de drone ambiental en la actualidad, se han sacado este discazo terrorífico llamado "Den Of The Spirits" por la plataforma Digitalis (sólo 250 copias de vinilo para todo el mundo) y ya no quedan dudas, esto es cadalso, sometimiento y redención.
Formados en San Francisco por Lisa McGee y Evan Caminiti (Barn Owl), en 2008 habían editado "Haze Valley" por Root Strata, pero es esta segunda placa la que los instala en un lugar de privilegio dentro de la escena noise de ultratumba.
Desde la primera puerta, la lúgubre intro de "Glacial Tongues", sentimos ese frío metálico calando los huesos, intervienen sus guitarras como si se encontraran sumergidos en un océano congelado. Luego en "The Ocelot" ejecutan un ritual arcano con percusiones marciales y ruido diabólico de pedales manipulados y aparataje desgarbado, un barco fantasma se desplaza quejumbroso sobre aguas negras y estancadas, no hay ningún atisbo de luz en el horizonte, vaciamiento absoluto.
En medio de la saturación enloquecida y la distancia podemos oír la voz de hada maligna de Lisa McGee fundida con la lluvia gruesa y la niebla dominante, intensas letanías que nos mantienen en la turbación constante, golpeteos, zumbidos y llantos se cruzan por los ambientes desolados de "Hathor´s Dance", un lugar apartado en el mundo, territorio del odio.
Resonancias afiladas e hirientes que parecen aumentar en "Kaldeidoscope Moon", alteraciones, repetición y enajenación, llegamos por fin a una meseta, "Sun Crown" con la monja nuevamente aullando, mientras Evan Caminiti se transfigura a través de la guitarra, nos encontramos todos ahora en un trance boscoso, danzando con los espíritus.
Como ofrenda terminal quedarán los 11 minutos de "Are You Nobody Too?", aquí los Higuma se posesionan del cadáver de Dead Can Dance en una peregrinación lenta y devastadora.
Mar Muerto.
Raúl Cabrera Hidalgo.
~~~~Caminado Por la Costa~~~~
La banda Úrsula se formó en España el año 2001, provenientes de la localidad de San Fernando Andalucia, su propuesta sonora estaba enfocada principalmente a los ritmos lentos y aletargados, generando atmósferas profundas de folk hipnótico, ligándose inevitablemente al genero slowcore de bandas como Idaho, Savoy Grand, Red House Painters o Low por nombrar algunas.
Sorprenden con un primer disco titulado "La Banda Sonora De Mi Funeral" (foehn, 2001), donde rescatan todo ese espectro cromático antes mencionado, posteriormente aparecen en un compilado del sello Acuarela, y así llegan a tres producciones más, se dieron un año para reformular su horizonte tanto grupal como musical, debido a que seis de los integrantes de la agrupacion decidieron abandonar el barco como se dice figuradamente, reduciéndose Úrsula en la figura de un dúo compuesto por David Cordero y Juan Luis Castro.
Este año han editado este muy buen trabajo llamado "Hasta Que La Soledad Nos Separe", editado por foehn records sello que cobijara tambien a Bálago entre otros, aquí con un cambio brusco en la senda musical experimentando con la electrónica y ambient paisajista lleno de matices orgánicos, como para suponer que estos dos chicos desde ahora viajarán por los caminos más impensados y fascinantes, enoharabuena!
Franco Milesi.
Franco Milesi.
Y los vientos representativos de Hawái...
Debía haber algo que liberara la presión para volver a hacer un disco largo. Ya habían pasado más de tres años desde “Northern”. Ese algo llegó en forma de una invitación. Mark Fell (snd) y Tony Myatt, del Centro de Búsqueda Musical de la Universidad de York (Gran Bretaña) lo invitaron a ser parte del programa de residencia artística, durante los meses de Septiembre y Octubre del año pasado, con los recursos y el personal de la universidad a su disposición. Fue allí donde descubrió una serie de instrumentos de gamelan de Java y Bali. Tan pronto como se encontró con ellos, decidió abordarlos no de la manera tradicional, sino sacarles sonidos a través de rasgarlos, darles pequeños golpes en los bordes, o aplicando un eBow. Así estuvo durante el tiempo que duró su estadía en York, jugando con los micrófonos, registrando –y usando el programa Kyma para desarrollar su propio programa para crear los loops que formarían la fuente principal de sus próximas composiciones–, para volver luego a su hogar en Pound Ridge con horas de archivos sonoros. “Debido a que estaba concentrado en recolectar materiales sonoros para el álbum no sentí una enorme presión de que todo estuviera bien. Grabé horas y horas de material, pero no me importaba si uno era tan bueno como los otros. No tenía que ser perfecto lo cual hizo la experiencia mucho más relajada y me permitió probar varias cosas que de otra manera no hubiera probado”. Una vez allá, en casa, y desde Noviembre hasta Marzo de este año se quedaría en su estudio finalizando la mezcla, dando como resultado cuatro extensos tracks, de entre nueve y doce minutos. Esos paisajes que poblaban “Northern”, en “Shoals” se vuelven más extensos, no solo por su duración, sino principalmente por como coloca los sonidos, o más bien como ellos se colocan en cada pieza. De nuevo, construye desde lo minúsculo. Pequeños sonidos que reverberan en la distancia, captados casi de manera accidental, que se agregan a otros tantos más, y que, sobre unas pocas notas yacen en el espacio que habitan dentro de solo unos minutos. Esos espacios son los que muy bien sabe hacer Deupree. “Shoals”, que parte de su otro anterior trabajo largo, también escarba en el resto de su discografía –lo que confirma que este es un músico distinto y perfectamente distinguible al resto de productores actuales–, pues hay rastros de “1am” –este con grabaciones de insectos–, “Sea Last”, y sobre todo “Weather And Worn”, sus primeros temas sin ningún sintetizador presente. De hecho, podría ser este disco una extensión de ese single, donde la electrónica sirve más como una herramienta para re-ordenar esos sonidos diminutos tomados de la naturaleza acústica, el crujir de la madera.
“Un banco de arena en el lecho de una extensión de agua, especialmente uno que está expuesto sobre la superficie del agua en marea baja”. Las cuatro piezas que vienen en “Shoals”, son como objetos (sonoros) lanzados al cauce de unas aguas a las que hace alusión el título, expuestos en la superficie de una marea baja de dulces drones, colmado de pequeños detalles y envueltos en melodías calmas y espaciosas.
Hawái.
Casi no nos damos ni cuenta, y ya han pasado cuatro años desde aquel “For”, y hoy tenemos su segunda parte, “For 2”, otra vez por Line, y esta vez recogiendo piezas que van del 2003 al 2008 –el anterior, de 1999 al 2005–, y al igual que antes con dedicatoria a algunos artistas, unos más conocidos que otros. Mientras el disco anterior terminaba con una pieza de 1999, “Alva Noto.z1 (For John Cage)”, que adelantaba su obra posterior, en particular sus discos junto a Ryuichi Sakamoto, este comienza con “Garment (For A Garment)”, “inspirado en un tejido transluciente diseñado en secciones conectadas” y que recuerda a sus recientes trabajos, y en parte también a sus primeras andaduras como Alva Noto, concretamente a discos como “Prototypes” (Mille Plateaux, 2000), u “Opto Files” (raster-noton, 2001), el disco compartido junto a Thomas Knak (Opiate). Otros temas están dedicados a, por ejemplo, el proyecto de Sakamoto ‘Chain Music’, una continuación de la tradición de creación colectiva surgida en el seno de los surrealistas, también conocida como ‘cadáveres exquisitos’ –esos 54 segundos de “Pax”–; “Argonaut” y “Argonaut-Version” dedicadas al dramaturgo alemán Heiner Müller; “Interin” y “T3”, para el diseñador industrial Dieter Rams, un par que remiten a discos como “Insen” (raster-noton, 2005), en especial el primero, sobre todo por esos glitches resplandecientes de pureza, ruido blanco y manchas de luz electrónica; “Sonolumi”, en honor a Evelina Domnitch y Dmity Gelfand y su proyecto dedicado al fenómeno de la sonoluminiscencia –ver y oír “Camera Lucida” (Line, 2007)–; “Ans”, “un reconocimiento a la búsqueda del ruso Evgeny Murzin en obtener sonido de una imagen visible y viceversa”, algo que ha interesado particularmente a Nicolai; “Stalker” para el cineasta Andrei Tarkovsky, donde se unen melodías microtonales y voces extraídas de la película, captando ese ambiente de fría soledad y litúrgica solemnidad en el viaje hacia ese lugar llamado La Zona; “Early Winter”, con samples del gran Phill Niblock, a quien va dedicado, algo así como una orquesta desfallecida envuelta en sonidos microscópicos, unas cuerdas atacadas por virus de silicio, que de no estar aquí cabría perfectamente en el tracklist de “Xerrox Vol. 1” (raster-noton, 2007); “Anthem Berlin”, un himno dedicado al reino ficticio creado por Carl Michael Von Hausswolf y Leif Elggren, Elgaland-Vargaland, un comienzo con sample de marchas militares, para luego desarrollar esa estructuras circulares, un ambient de texturas rugosas, el loop de formas ásperas .
Hawái.
Esta noche escucha El Sueño del Esquimal, desde las 21 hrs. por Radio Placeres 87.7 fm en Valparaíso y sus alrededores, online para todo el cosmos.
Para esta ocasión la banda, liderada por el carismático Alex Taylor, nos muestran su lado más hedonista y divertido, cayendo en la mediocridad justo en los momentos más melancólicos e intimistas, y es que se nota que a este grupo le interesa mucho más el divertimento y la fiesta sin límites.
La retahíla de hits potenciales, al estilo "Ready For The Floor", que encontramos en este trabajo es realmente avasalladora empezando por el enérgico e infeccioso "Thieves In The Night", genial comienzo del álbum y que se cuela en las dancefloors a ritmo de high energy y electro pop, moviéndose entre los sonidos de Erasure y Cerrone, dándonos un resultado esplendido y adictivo.
Y lo mismo cabría decir de su bizarro "We Have Love", donde retoman ese aire a lo Erasure o a lo Yazoo, pero remozándolo de electrónica nu ravera y un deje hedonista, como solo gente comparable a James Murphy y cia, saben hacerlo.
La furia del electro rock emanado de las huestes de Murphy y DFA sigue presente en el corte "How Me Down Your Love", que se introduce en terrenos cercanos al funk clásico de la gente de la Motown, todo ello rodeado de una calidad y colorista atmósfera.
El synth pop sigue mostrándose en todo su esplendor en cortes, igualmente infecciosos que los anteriores, en temas como "Take It In", que recuerda al sonido Roxy Music o al new wave piscodelico de Heaven 17; o en el más sosegado "Keep Quiet", cuya escucha nos hace pensar en unos inspirados Depeche Mode.
No podemos olvidarnos de los afortunados en ser elegidos como primeros singles; en primer lugar el tema "One Life Stand", que da título al álbum, y que parece tener querencia por el sonido Erasure, de nuevo, y acercándolo al electro pop más actual, deudor de sagas como !!! o los Simian Mobile Disco.
Y en segundo lugar, el tema "I Feel Better", que se deslinda ligeramente del resto para atreverse con un ritmo cercano al house vocal, con tintes pop, al estilo Kyllie Minogue o Cher, pero otorgándole un aire épico y puede que autocrítico.
Como decía al principio, el disco decae en la parte mas baladística, y es que parece que a estos locos de la música no parece gustarle abandonar el sentido festivo, y se les hace cuesta arriba el meterse en terrenos intimistas.
De esa parte, se podría salvar el downtempo de "Alley Cats", que denota una enorme influencia de las enseñanzas del maestro Bowie, pero también guarda cierto parecido con le electrónica emotiva de gente como The Stranglers; sin embargo se hacen bastante prescindibles los dos restantes; por un lado el soso "Brothers", autentico bajonazo a mitad de disco, y sobre todo el mediocre "Slush" que nos hace pensar en las mas empalagosas baladas con las que nos suele obsequiar el no menos irritante Elton John.
Quitando esas excepciones, nos encontramos ante una gran obra, un disco realmente increíble y cuya escucha se muestra obligada de principio a fin. Ya podemos empezar a hablar de uno de los discos del año.
por Tatsuo,
para Mixside.
Higuma debe ser una de las bandas más interesantes de drone ambiental en la actualidad, se han sacado este discazo terrorífico llamado "Den Of The Spirits" por la plataforma Digitalis (sólo 250 copias de vinilo para todo el mundo) y ya no quedan dudas, esto es cadalso, sometimiento y redención.
Formados en San Francisco por Lisa McGee y Evan Caminiti (Barn Owl), en 2008 habían editado "Haze Valley" por Root Strata, pero es esta segunda placa la que los instala en un lugar de privilegio dentro de la escena noise de ultratumba.
Desde la primera puerta, la lúgubre intro de "Glacial Tongues", sentimos ese frío metálico calando los huesos, intervienen sus guitarras como si se encontraran sumergidos en un océano congelado. Luego en "The Ocelot" ejecutan un ritual arcano con percusiones marciales y ruido diabólico de pedales manipulados y aparataje desgarbado, un barco fantasma se desplaza quejumbroso sobre aguas negras y estancadas, no hay ningún atisbo de luz en el horizonte, vaciamiento absoluto.
En medio de la saturación enloquecida y la distancia podemos oír la voz de hada maligna de Lisa McGee fundida con la lluvia gruesa y la niebla dominante, intensas letanías que nos mantienen en la turbación constante, golpeteos, zumbidos y llantos se cruzan por los ambientes desolados de "Hathor´s Dance", un lugar apartado en el mundo, territorio del odio.
Resonancias afiladas e hirientes que parecen aumentar en "Kaldeidoscope Moon", alteraciones, repetición y enajenación, llegamos por fin a una meseta, "Sun Crown" con la monja nuevamente aullando, mientras Evan Caminiti se transfigura a través de la guitarra, nos encontramos todos ahora en un trance boscoso, danzando con los espíritus.
Como ofrenda terminal quedarán los 11 minutos de "Are You Nobody Too?", aquí los Higuma se posesionan del cadáver de Dead Can Dance en una peregrinación lenta y devastadora.
Mar Muerto.
Raúl Cabrera Hidalgo.
~~~~Caminado Por la Costa~~~~
La banda Úrsula se formó en España el año 2001, provenientes de la localidad de San Fernando Andalucia, su propuesta sonora estaba enfocada principalmente a los ritmos lentos y aletargados, generando atmósferas profundas de folk hipnótico, ligándose inevitablemente al genero slowcore de bandas como Idaho, Savoy Grand, Red House Painters o Low por nombrar algunas.
Sorprenden con un primer disco titulado "La Banda Sonora De Mi Funeral" (foehn, 2001), donde rescatan todo ese espectro cromático antes mencionado, posteriormente aparecen en un compilado del sello Acuarela, y así llegan a tres producciones más, se dieron un año para reformular su horizonte tanto grupal como musical, debido a que seis de los integrantes de la agrupacion decidieron abandonar el barco como se dice figuradamente, reduciéndose Úrsula en la figura de un dúo compuesto por David Cordero y Juan Luis Castro.
Este año han editado este muy buen trabajo llamado "Hasta Que La Soledad Nos Separe", editado por foehn records sello que cobijara tambien a Bálago entre otros, aquí con un cambio brusco en la senda musical experimentando con la electrónica y ambient paisajista lleno de matices orgánicos, como para suponer que estos dos chicos desde ahora viajarán por los caminos más impensados y fascinantes, enoharabuena!
Franco Milesi.
MILLIPEDE
Full Bloom
install, 2010
Full Bloom
install, 2010
Millipede es un proyecto musical cuyo nombre esconde la figura del Señor Joseph Davenport, nacido el 3 de marzo de 1980 en E.E.U.U., proviene de una zona llamada Knoxville al sur de Tennessee, donde la exploración sonora dentro de la música concreta adquiere caraterísticas especiales, con la fuerte presencia sobre sellos como Distance e Install Records el cual ha editado su actual trabajo titulado "Full Bloom", aquí podemos encontrar texturas y sonidos ambient electrónicos mezclados con shoegaze, psychedelic rock y mucha experimentación noise caótica sin concesión alguna, también drones con algunos samples de voces difusas entre algo de oscuridad incipiente.
Se me viene a la cabeza el disco "Amanita" de Bardo Pond, el "Loveless" de My Bloody Valentine o el "Playing With Fire" de Spacemen 3, pero son meras pistas para que se vayan haciendo una idea solamente, lo cierto es que el talento de Davenport esta allí como un material en bruto que todavía debe y seguirá puliéndose con el tiempo, para viajar hasta el centro de la mente.
Se me viene a la cabeza el disco "Amanita" de Bardo Pond, el "Loveless" de My Bloody Valentine o el "Playing With Fire" de Spacemen 3, pero son meras pistas para que se vayan haciendo una idea solamente, lo cierto es que el talento de Davenport esta allí como un material en bruto que todavía debe y seguirá puliéndose con el tiempo, para viajar hasta el centro de la mente.
Franco Milesi.
Shoals
12k, 2010
12k, 2010
“Northern” (12k, 2006) supuso para el norteamericano Taylor Deupree un nuevo paso en su búsqueda personal de ese sonido que nace de la electrónica, se pasa sigilosamente a lo acústico y que termina finalmente en el minimalismo. Ese disco uno de los puntos altos de su carrera, se distanciaba formalmente de su otro gran disco, “Stil.” (12k, 2002), y otros aún más lejanos como “Polr” (raster-noton, 2000) o “Occur” (12k, 2001). Pero, no obstante, esa intención ya estaba presente, caso de “Every Still Day” (Noble, 2005), o “Post_Piano” (Sub Rosa, 2003). De ahí en adelante, y con esa base, navega por esa tranquilas aguas, publicando principalmente EP’s, sobre todo por la libertad que en ellos puede moverse. “Con mis EP’s siento que me puedo permitir sentarme un día y escribir algo con mucha más libertad y relajo. Terminarlo en un día, pasar un par desarrollando la mezcla y luego enviarlo a la manufactura. No llevo una carga tan pesada sobre mis hombros cuando hago discos más pequeños. Con mis LP’s siento que todo el mundo está vigilando y esperando, y lo que haga tendrá un mayor impacto en mi carrera”. Ese temor lo llevo a huir hacia esa libertad, esa que engendró pequeños grandes discos: “1am” (12k, 2006), “The Sleeping Morning” (12k, 2007), “Hourglass” (12k, 2009) –estos dos junto a Savvas Ysatis–, “Sea Last” (12k, 2008) y el 7” “Weather And Worn” (12k, 2009).
Debía haber algo que liberara la presión para volver a hacer un disco largo. Ya habían pasado más de tres años desde “Northern”. Ese algo llegó en forma de una invitación. Mark Fell (snd) y Tony Myatt, del Centro de Búsqueda Musical de la Universidad de York (Gran Bretaña) lo invitaron a ser parte del programa de residencia artística, durante los meses de Septiembre y Octubre del año pasado, con los recursos y el personal de la universidad a su disposición. Fue allí donde descubrió una serie de instrumentos de gamelan de Java y Bali. Tan pronto como se encontró con ellos, decidió abordarlos no de la manera tradicional, sino sacarles sonidos a través de rasgarlos, darles pequeños golpes en los bordes, o aplicando un eBow. Así estuvo durante el tiempo que duró su estadía en York, jugando con los micrófonos, registrando –y usando el programa Kyma para desarrollar su propio programa para crear los loops que formarían la fuente principal de sus próximas composiciones–, para volver luego a su hogar en Pound Ridge con horas de archivos sonoros. “Debido a que estaba concentrado en recolectar materiales sonoros para el álbum no sentí una enorme presión de que todo estuviera bien. Grabé horas y horas de material, pero no me importaba si uno era tan bueno como los otros. No tenía que ser perfecto lo cual hizo la experiencia mucho más relajada y me permitió probar varias cosas que de otra manera no hubiera probado”. Una vez allá, en casa, y desde Noviembre hasta Marzo de este año se quedaría en su estudio finalizando la mezcla, dando como resultado cuatro extensos tracks, de entre nueve y doce minutos. Esos paisajes que poblaban “Northern”, en “Shoals” se vuelven más extensos, no solo por su duración, sino principalmente por como coloca los sonidos, o más bien como ellos se colocan en cada pieza. De nuevo, construye desde lo minúsculo. Pequeños sonidos que reverberan en la distancia, captados casi de manera accidental, que se agregan a otros tantos más, y que, sobre unas pocas notas yacen en el espacio que habitan dentro de solo unos minutos. Esos espacios son los que muy bien sabe hacer Deupree. “Shoals”, que parte de su otro anterior trabajo largo, también escarba en el resto de su discografía –lo que confirma que este es un músico distinto y perfectamente distinguible al resto de productores actuales–, pues hay rastros de “1am” –este con grabaciones de insectos–, “Sea Last”, y sobre todo “Weather And Worn”, sus primeros temas sin ningún sintetizador presente. De hecho, podría ser este disco una extensión de ese single, donde la electrónica sirve más como una herramienta para re-ordenar esos sonidos diminutos tomados de la naturaleza acústica, el crujir de la madera.
“Un banco de arena en el lecho de una extensión de agua, especialmente uno que está expuesto sobre la superficie del agua en marea baja”. Las cuatro piezas que vienen en “Shoals”, son como objetos (sonoros) lanzados al cauce de unas aguas a las que hace alusión el título, expuestos en la superficie de una marea baja de dulces drones, colmado de pequeños detalles y envueltos en melodías calmas y espaciosas.
Hawái.
For 2
line, 2010
line, 2010
Sabido es que Carsten Nicolai no es un músico común ni igual al resto. Es más, aún siquiera él se considera como tal. Y en sus discos, esa forma de enfrentar el sonido de una manera diferente se hace evidente. Por otro lado, sus intereses van más allá de la música. De sus múltiples experimentos se nutren sus trabajos, que se ven reflejados tanto en sus álbumes, como también en sus varias instalaciones, documentadas en otros tantos libros. Y en la búsqueda de aquello que podríamos llamar inspiración se encuentran fotógrafos, pintores, videoartistas, escritores, mandatarios, arquitectos, cineastas, etc. De esa manera, y como una forma de devolver la mano, el 2006 publicó en Line, la etiqueta del norteamericano Richard Chartier, “For”–esto, otra vuelta de mano: en el label alemán apareció el 2006 “Incidence” del músico de Washington–, una recopilación de tracks dedicados a diversos artistas, y de variadas áreas, como Elfriede Jelinek, Jeff Wall, Peter Roehr, Katsushika Hokusai, aunque también por cierto que había dedicatorias a músicos: TV Pow, John Cage y el fallecido Jhonn Balance.
Casi no nos damos ni cuenta, y ya han pasado cuatro años desde aquel “For”, y hoy tenemos su segunda parte, “For 2”, otra vez por Line, y esta vez recogiendo piezas que van del 2003 al 2008 –el anterior, de 1999 al 2005–, y al igual que antes con dedicatoria a algunos artistas, unos más conocidos que otros. Mientras el disco anterior terminaba con una pieza de 1999, “Alva Noto.z1 (For John Cage)”, que adelantaba su obra posterior, en particular sus discos junto a Ryuichi Sakamoto, este comienza con “Garment (For A Garment)”, “inspirado en un tejido transluciente diseñado en secciones conectadas” y que recuerda a sus recientes trabajos, y en parte también a sus primeras andaduras como Alva Noto, concretamente a discos como “Prototypes” (Mille Plateaux, 2000), u “Opto Files” (raster-noton, 2001), el disco compartido junto a Thomas Knak (Opiate). Otros temas están dedicados a, por ejemplo, el proyecto de Sakamoto ‘Chain Music’, una continuación de la tradición de creación colectiva surgida en el seno de los surrealistas, también conocida como ‘cadáveres exquisitos’ –esos 54 segundos de “Pax”–; “Argonaut” y “Argonaut-Version” dedicadas al dramaturgo alemán Heiner Müller; “Interin” y “T3”, para el diseñador industrial Dieter Rams, un par que remiten a discos como “Insen” (raster-noton, 2005), en especial el primero, sobre todo por esos glitches resplandecientes de pureza, ruido blanco y manchas de luz electrónica; “Sonolumi”, en honor a Evelina Domnitch y Dmity Gelfand y su proyecto dedicado al fenómeno de la sonoluminiscencia –ver y oír “Camera Lucida” (Line, 2007)–; “Ans”, “un reconocimiento a la búsqueda del ruso Evgeny Murzin en obtener sonido de una imagen visible y viceversa”, algo que ha interesado particularmente a Nicolai; “Stalker” para el cineasta Andrei Tarkovsky, donde se unen melodías microtonales y voces extraídas de la película, captando ese ambiente de fría soledad y litúrgica solemnidad en el viaje hacia ese lugar llamado La Zona; “Early Winter”, con samples del gran Phill Niblock, a quien va dedicado, algo así como una orquesta desfallecida envuelta en sonidos microscópicos, unas cuerdas atacadas por virus de silicio, que de no estar aquí cabría perfectamente en el tracklist de “Xerrox Vol. 1” (raster-noton, 2007); “Anthem Berlin”, un himno dedicado al reino ficticio creado por Carl Michael Von Hausswolf y Leif Elggren, Elgaland-Vargaland, un comienzo con sample de marchas militares, para luego desarrollar esa estructuras circulares, un ambient de texturas rugosas, el loop de formas ásperas .
Siempre en los bordes de aquello que es música y aquello que no lo es, Carsten Nicolai busca e indaga en esa delgada línea que las separa, sin que ya a estas alturas sepamos muy bien que es que, y quizás sin que eso ya importe mucho. Ahora, si ya antes era difuso, con los trabajos de alemán el limite se ha hecho aún mas borroso. Solo nos ha hecho confundir aún más, pero a su vez nos ha hecho intrigarnos con estos archivos de sonidos y no-sonidos, la mayoría de las veces con un planteamiento teórico bajo él –no tanto en esta ocasión, pues esta serie es algo más libre, al ser recopilaciones de dedicatorias–, pero con la capacidad suficiente de fascinar por sí solo, más allá de la idea que haya detrás. Y, curiosamente, de esa forma se puede oír, se puede disfrutar, logra envolver, logra atrapar y, sin que tan siquiera nos demos cuenta, el concepto que antes teníamos de lo que se llama música se ha quedado pequeño, extendiéndose unos metros más.
Hawái.
Esta noche escucha El Sueño del Esquimal, desde las 21 hrs. por Radio Placeres 87.7 fm en Valparaíso y sus alrededores, online para todo el cosmos.
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