Esta Noche, Territorio del Árbol.
Post Rock from Chicago.
El ultrajado método con Tortoise toma sentido siempre, es increíble, iluminados decodificadores del sonido matemático, ahora llegan con este CD corto (un poco + de 30 minutos) "Why Waste Time?", una edición exclusiva para Japón, sólo 4 tracks, 2 inéditos "Ruba'iyat" y "Passering", más una remezcla "Gigantes (Mark Ernestus Version)" del destacado "Beacons Of Ancestorship" (2009) y "Ice Ice Gravy" tema anteriormente conseguible en I-Tunes.
El ultrajado método con Tortoise toma sentido siempre, es increíble, iluminados decodificadores del sonido matemático, ahora llegan con este CD corto (un poco + de 30 minutos) "Why Waste Time?", una edición exclusiva para Japón, sólo 4 tracks, 2 inéditos "Ruba'iyat" y "Passering", más una remezcla "Gigantes (Mark Ernestus Version)" del destacado "Beacons Of Ancestorship" (2009) y "Ice Ice Gravy" tema anteriormente conseguible en I-Tunes.
El primer corte "Ruba'iyat", deja en claro la buena mano del quinteto para sus excursiones electrónicas, naturalidad análoga sumergida entre ritmos quebradizos y ruidillos lumínicos, destacan los teclados expansivos en la brisa fresca de zumbidos y samples adictivos.
"Passering" ya es otra cosa, atmospheric/random noise es una acertada definición para este desarrollo caótico de frecuencias, voces y ambientes intervenidos, yendo y viniendo en la improvisación maquinal, verdaderos científicos del ruido, Dan Bitney, Douglas McCombs, Jeff Parker, John Herndon y John McEntire dejan la huella flamante de una música intuitiva y sin mascarón, como en los viejos buenos tiempos, Tortoise deconstruyendo las apariencias establecidas.
En este punto el remix de "Gigantes", viene sólo a recordarnos lo grandioso de su último trabajo, baterías activas y cuerdas imaginativas que orbitan sobre un ramaje techno adosado por el Señor Mark Ernestus, quién ha sabido multiplicar el efecto hipnótico de un tema deslumbrante.
Para el final nos queda la sesión explorativa de "Ice Ice Gravy", 13 minutos de ritos iniciáticos a través de una instrumentación cuidada y a la vez alterada, un paseo por los bordes del sonido orgánico y despierto en fases superpuestas en comunión bipolar, cortes y fisuras en la música, ya no queremos salir de este vergél, desarmados ante el concilio estelar.
Cuerpos celestes en constante navegación.
Raúl Cabrera Hidalgo.
"Passering" ya es otra cosa, atmospheric/random noise es una acertada definición para este desarrollo caótico de frecuencias, voces y ambientes intervenidos, yendo y viniendo en la improvisación maquinal, verdaderos científicos del ruido, Dan Bitney, Douglas McCombs, Jeff Parker, John Herndon y John McEntire dejan la huella flamante de una música intuitiva y sin mascarón, como en los viejos buenos tiempos, Tortoise deconstruyendo las apariencias establecidas.
En este punto el remix de "Gigantes", viene sólo a recordarnos lo grandioso de su último trabajo, baterías activas y cuerdas imaginativas que orbitan sobre un ramaje techno adosado por el Señor Mark Ernestus, quién ha sabido multiplicar el efecto hipnótico de un tema deslumbrante.
Para el final nos queda la sesión explorativa de "Ice Ice Gravy", 13 minutos de ritos iniciáticos a través de una instrumentación cuidada y a la vez alterada, un paseo por los bordes del sonido orgánico y despierto en fases superpuestas en comunión bipolar, cortes y fisuras en la música, ya no queremos salir de este vergél, desarmados ante el concilio estelar.
Cuerpos celestes en constante navegación.
Raúl Cabrera Hidalgo.
THE NATIONAL
High Violet
4ad, 2010
High Violet
4ad, 2010
Un vídeo de la banda en la televisión norteamericana interpretando ‘Terrible Love‘ fue lo que nos empezó a crear expectativas. Después, ‘Afraid Of Everyone‘, canción en la que vuelven a contar con la colaboración de Sufjan Stevens (esta vez haciendo coros) dejaba indicios de que ‘High Violet’ iba a completar, junto con ‘Alligator’ (2005) y ‘Boxer‘ (2007), una trilogía inmejorable. A principios de mayo 4AD sacaba a la venta un 7″ con ‘Bloodbuzz Ohio‘, el primer single, y con lo escuchado previamente tal vez no había duda, pero iba quedando cada vez más claro que estamos ante otra obra maestra de la banda originaria de Cincinnati y afincada en Brooklyn. ¡¿Qué demonios tiene esa zona neoyorquina que saca a la luz tantísimo talento?! Es ya digno de investigación.
Grabado de nuevo con la ayuda de Peter Katis entre el estudio que la formación tiene en este lugar y los Tarquin Studios de Bridgeport, Connecticut, el nuevo álbum de The National sigue recorriendo la autopista del rock oscuro y melancólico que emociona sin tener que echar mano de demasiadas florituras, con las dosis justas, más desgarrador que preciosista.
Asimismo, las letras vuelven por terrenos desoladores, hablándonos de lo más triste de la condición humana, tal y como canta Matt Berninger en ‘Sorrow’, el segundo corte (“Sorrow found me when I was young, sorrow waited sorrow won”) o en ‘Afraid Of Everyone’ (“With my kid on my shoulders I try not to hurt anybody out loud, but I don’t have the drugs to sort it out”). Lo que tal vez diferencia a ‘High Violet’ de los dos discos anteriores es que las canciones son algo más tranquilas (sobre todo en comparación con ‘Alligator’) y no hay momentos desquiciados como ‘Mr. November’, pero sigue habiendo energía, solo que canalizada de otro modo como en la citada ‘Terrible Love’, que inicia el disco de manera magistral, algo que el grupo ha sabido hacer muy bien también en ocasiones anteriores: una canción intensa, que crece y crece según pasan los segundos.
Lo que ocurre es que parte de la rabia se ha transformado en melancolía, algo que no es malo en absoluto, y que no es nuevo en la trayectoria de la banda, recordándonos álbumes previos a esta “trilogía”, como ‘Sad Songs For Dirty Lovers’ (2003). En definitiva, en el estudio han vuelto a cumplir y con creces en un disco genial desde la primera canción hasta la última y en el que no se pierde el interés en sus poco más de 45 minutos.
Grabado de nuevo con la ayuda de Peter Katis entre el estudio que la formación tiene en este lugar y los Tarquin Studios de Bridgeport, Connecticut, el nuevo álbum de The National sigue recorriendo la autopista del rock oscuro y melancólico que emociona sin tener que echar mano de demasiadas florituras, con las dosis justas, más desgarrador que preciosista.
Asimismo, las letras vuelven por terrenos desoladores, hablándonos de lo más triste de la condición humana, tal y como canta Matt Berninger en ‘Sorrow’, el segundo corte (“Sorrow found me when I was young, sorrow waited sorrow won”) o en ‘Afraid Of Everyone’ (“With my kid on my shoulders I try not to hurt anybody out loud, but I don’t have the drugs to sort it out”). Lo que tal vez diferencia a ‘High Violet’ de los dos discos anteriores es que las canciones son algo más tranquilas (sobre todo en comparación con ‘Alligator’) y no hay momentos desquiciados como ‘Mr. November’, pero sigue habiendo energía, solo que canalizada de otro modo como en la citada ‘Terrible Love’, que inicia el disco de manera magistral, algo que el grupo ha sabido hacer muy bien también en ocasiones anteriores: una canción intensa, que crece y crece según pasan los segundos.
Lo que ocurre es que parte de la rabia se ha transformado en melancolía, algo que no es malo en absoluto, y que no es nuevo en la trayectoria de la banda, recordándonos álbumes previos a esta “trilogía”, como ‘Sad Songs For Dirty Lovers’ (2003). En definitiva, en el estudio han vuelto a cumplir y con creces en un disco genial desde la primera canción hasta la última y en el que no se pierde el interés en sus poco más de 45 minutos.
GEPE
Audiovisión
quemasucabeza, 2010
Audiovisión
quemasucabeza, 2010
Desde que el joven Daniel Riveros alias Gepe publicara ese delicado conjunto de luz llamado "Gepinto"(2005), cada paso que ha dado es aguardado por un millar de miradas y esperanzas, como si sus canciones sencillas y cercanas fueran una especie de salvación para el alma o algo así, y no está tan lejos la realidad en todo caso.
Quizás bajo ese prisma "Audiovisión" se conecta más con "Gepinto" que su segundo disco "Hungría"(2007), aunque puede ser que este último haya fortificado su música para "Audiovisión".
Enredos más, enredos menos, tienen poca importancia ante las canciones llenas de vida que ahora recibimos, la refrescante "Amigos y Vecinos" abre la puerta con alegría, la voz vital de Gepe nos recibe junto a los aplausos en un comienzo prometedor.
Regresa la guitarra acústica y la batería programada en "Por La Ventana" y dice... "Deja la ventana abierta para que pueda tirar, todas las cosas que sobran, que se tienen que botar... y todos los vasos viejos que si los dejo seguro se romperán...", geniales estas letras que parecen sacadas del lapso que queda entre la realidad y el sueño liviano.
"12 Minerales" es un prado florido, la placidez y la fineza nos abrazan en un espacio luminoso y hasta cierto punto onírico, cuerdas aportadas por Pedro Subercaseaux y corno francés por Danae Morales se acoplan perfectamente con la voz de Gepe y ruidillos de despedida.
Recuerdos de música popular chilena y folclore aparecen claramente en "Alfabeto", cuerdas a lo Inti-Illimani y percusiones nortinas agitan una canción que sacará a más de alguno de su somnolencia.
¿Cómo tratar de transcribir el sonido que se acerca con cariño?, Gepe tiene la destreza para crear arrullos imposibles de desdeñar, para muestra el botón de "Ayelén", uno de los trazos más exquisitos del disco sin duda, "... y reconocer que tú has cambiado a mí, en un tiempo que no pensaba en nada, preferería dejar que tú... y poder pensar, y poder decir, y reconocer que tú has ganado a mí", participación de Cristián Heyne en programciones y voces laterales, quién además es el productor del disco.
Tanta calma para que después venga de nuevo el arrebato en "Estado de Vista", guitarra claras junto a las voces de Gepe y Pamela Fakuta, cuestión de ver, lucidez.
Por supuesto tampoco falta el aliento tecno-pop, "Lienza" con Javiera Mena acompañando en las voces y un rapeo de Daniel a lo Jorge Gonzalez en "Corazones", elegancia que conmueve.
El mismo ex-líder de Los Prisioneros colabora con voces en "Salón Internacional de Tecnologías", el dueto perfecto en un ambiente costero y apasionante, la música se eleva, los sonidos brillan.
Y así seguimos cubiertos por canciones preciosistas como "Un Día Ayer" y "Victoria Roma", esta última con una lírica inspiradísima... "Victoria plena, rendición total, entrega completa, comienza a amar".
No queda más que decir, Gepe nos ofrece en "Audovisión" un verdadero regalo, un deleite de ecos chilenos, canción y escritura confluyendo en el gran río continental, cerca, de verdad muy cerca.
Raúl Cabrera Hidalgo.
Quizás bajo ese prisma "Audiovisión" se conecta más con "Gepinto" que su segundo disco "Hungría"(2007), aunque puede ser que este último haya fortificado su música para "Audiovisión".
Enredos más, enredos menos, tienen poca importancia ante las canciones llenas de vida que ahora recibimos, la refrescante "Amigos y Vecinos" abre la puerta con alegría, la voz vital de Gepe nos recibe junto a los aplausos en un comienzo prometedor.
Regresa la guitarra acústica y la batería programada en "Por La Ventana" y dice... "Deja la ventana abierta para que pueda tirar, todas las cosas que sobran, que se tienen que botar... y todos los vasos viejos que si los dejo seguro se romperán...", geniales estas letras que parecen sacadas del lapso que queda entre la realidad y el sueño liviano.
"12 Minerales" es un prado florido, la placidez y la fineza nos abrazan en un espacio luminoso y hasta cierto punto onírico, cuerdas aportadas por Pedro Subercaseaux y corno francés por Danae Morales se acoplan perfectamente con la voz de Gepe y ruidillos de despedida.
Recuerdos de música popular chilena y folclore aparecen claramente en "Alfabeto", cuerdas a lo Inti-Illimani y percusiones nortinas agitan una canción que sacará a más de alguno de su somnolencia.
¿Cómo tratar de transcribir el sonido que se acerca con cariño?, Gepe tiene la destreza para crear arrullos imposibles de desdeñar, para muestra el botón de "Ayelén", uno de los trazos más exquisitos del disco sin duda, "... y reconocer que tú has cambiado a mí, en un tiempo que no pensaba en nada, preferería dejar que tú... y poder pensar, y poder decir, y reconocer que tú has ganado a mí", participación de Cristián Heyne en programciones y voces laterales, quién además es el productor del disco.
Tanta calma para que después venga de nuevo el arrebato en "Estado de Vista", guitarra claras junto a las voces de Gepe y Pamela Fakuta, cuestión de ver, lucidez.
Por supuesto tampoco falta el aliento tecno-pop, "Lienza" con Javiera Mena acompañando en las voces y un rapeo de Daniel a lo Jorge Gonzalez en "Corazones", elegancia que conmueve.
El mismo ex-líder de Los Prisioneros colabora con voces en "Salón Internacional de Tecnologías", el dueto perfecto en un ambiente costero y apasionante, la música se eleva, los sonidos brillan.
Y así seguimos cubiertos por canciones preciosistas como "Un Día Ayer" y "Victoria Roma", esta última con una lírica inspiradísima... "Victoria plena, rendición total, entrega completa, comienza a amar".
No queda más que decir, Gepe nos ofrece en "Audovisión" un verdadero regalo, un deleite de ecos chilenos, canción y escritura confluyendo en el gran río continental, cerca, de verdad muy cerca.
Raúl Cabrera Hidalgo.
Cómo conjugar 15 años de historia en una sencilla caja de cartón reciclado, la agrupación londinense Piano Magic viene bregando todo este tiempo ante la indiferencia y la ignorancia, han cubierto cada paso de su trayectoria con esa porcelana fina y rigurosa que trae su sonido atardecido.
Por eso "Home Recordings" este CD-r para Second Language, más que un compilado de tomas alternativas y descartes, viene a ser para el receptor conquistado un verdadero "The Best" encubierto.
Glen Johnson es el gran conductor de este carromato y ha sabido asesorarse por músicos y vocalistas que comparten ese terruño conceptual, amargo y a la vez fascinante, el entorno sonoro donde la soledad comparte con la belleza una inútil copa de vino ante la adversidad de un recuerdo o de las multidudes humilladas.
Para partir está la desolada "Dark Ages" con la francesa Angele David-Guillou en la voz, original de 2003, ahora pareciera entrar firmemente por nuestra piel como un fierro congelado, pop distanciado y recostado en un triste pedazo de hielo.
Diletantes facciones maquinales con Johnson a la voz como "Disaffected" caen como la llovizna, sútiles pero heridos registros guardados en casa.
Otros pasajes son realmente embriagadores, "Amongst The Books, An Angel", "Theory Of Ghosts" y "I Am The Sub-Librarian", sensitivos lazos entre la música y la literatura, el hombre encadenado junto a la fuente oscurecida, pretérita, desgastada.
Piano Magic el es rastro que nos queda de una sensibilad que no recordamos, el recogimiento y el estruendo.
Un lugar hacia adentro, terreno del árbol.
Raúl Cabrera Hidalgo.
Por eso "Home Recordings" este CD-r para Second Language, más que un compilado de tomas alternativas y descartes, viene a ser para el receptor conquistado un verdadero "The Best" encubierto.
Glen Johnson es el gran conductor de este carromato y ha sabido asesorarse por músicos y vocalistas que comparten ese terruño conceptual, amargo y a la vez fascinante, el entorno sonoro donde la soledad comparte con la belleza una inútil copa de vino ante la adversidad de un recuerdo o de las multidudes humilladas.
Para partir está la desolada "Dark Ages" con la francesa Angele David-Guillou en la voz, original de 2003, ahora pareciera entrar firmemente por nuestra piel como un fierro congelado, pop distanciado y recostado en un triste pedazo de hielo.
Diletantes facciones maquinales con Johnson a la voz como "Disaffected" caen como la llovizna, sútiles pero heridos registros guardados en casa.
Otros pasajes son realmente embriagadores, "Amongst The Books, An Angel", "Theory Of Ghosts" y "I Am The Sub-Librarian", sensitivos lazos entre la música y la literatura, el hombre encadenado junto a la fuente oscurecida, pretérita, desgastada.
Piano Magic el es rastro que nos queda de una sensibilad que no recordamos, el recogimiento y el estruendo.
Un lugar hacia adentro, terreno del árbol.
Raúl Cabrera Hidalgo.
Dos de los últimos lanzamientos del sello británico Touch son estos, parte de la serie Touch Seven, discos que nacen del amor por los singles y por el vinilo. Estos trabajos solo aparecen en formato pequeño: siete pulgadas, dos caras, todos unidos por un mismo artwork, variando tan solo los colores y las fotografías que los ilustra, siempre a cargo de Jon Wozencroft. El número diez de la serie corre a cargo de dos músicos conocidos del label londinense. Uno es Philip Jeck, conocido turntablelista que iniciara a principios de los ochenta, usando viejos discos y reproductores, la mayoría a punto de ser desechados. Su relación con Touch comienza con “Loopholes” (Touch, 1995) y se prevé para el verano europeo un nuevo disco. El otro es Marcus Davidson, tecladista y compositor que ha trabajado para danza y teatro, además de ser parte de Spire, un proyecto ligado a Touch y basado en música generada por órganos. este 7” los une en dos exquisitas piezas. Grabado en vivo en una presentación que tuvo lugar en el Museo de Historia del Jardín, en Londres, el 8 de Mayo de 2009, Jeck y su reproductor y un bajo (sobrepuesto) y Davidson y su teclado crean dos piezas fluorescentes y en pleno florecimiento. “London Tenderberry”, la cara A, nos ofrece unos sonidos sintetizados en expansión, unos drones suaves venidos del espacio interior. “Tenderberries Version” parte del mismo punto en quedo el anterior, siguiendo los mismos patrones, pero aún más expansivos, casi se diría que cósmicos, apuntalado por unas pocas notas de piano. Ambos temas más que sonar, se arrastran. Serían el acompañamiento perfecto para un documental que mostrara el brote de unas flores en toda su magnificencia natural, unas flores de color rojo intenso, las mismas de la portada. “Trains of blossom, trains of music”.
El otro lanzamiento es “Incongruous Harmonies”, y corre por cuenta del australiano Lawrence English, como saben ya, el jefe de Room40. Hace dos temporadas atrás se estrenó en Touch con el largo “Kiri No Oto” (2008), y en este single presenta dos piezas para el grupo Circa y su obra ‘Mirando el placer de los otros’. Este, como la obra a la que acompaña, fue diseñado para ‘experimentar el dolor de una mujer y la pureza del placer’, y al menos en la música alcanza un gran nivel de intensidad. Como en ese citado trabajo, English continua expandiendo el ruido hasta acercarlo a la belleza más pura, a través de melodías monotonales, corrientes de basura sonora estática, restos de sonidos que se esparcen por el ambiente, formando parte de una gran masa drónica de no más de diez minutos. Ambas piezas llegan a resplandecer, y sus armonías logran brillar, pese a estar ocultas en este magma de impurezas. La primera parte, “Without Sanctuary”, parece ser una capa de ruido coral, y una y otra más sobre ella, escondiendo una sencilla y preciosa melodía. “One Thousand Miles Of White” son precisamente mil millas de (ruido) blanco y suave, grabado otras mil millas adentro del mar, uno de los sonidos a los que más recurre English, y siempre con una melodía muy en el fondo. Ambos trabajos son una buena forma de resumir someramente el espíritu del sello, y ambos contienen piezas que justo por ser de una duración corta, son aún más refrescantes, dentro del gratificante exceso al que muchas veces se llega. “Spliced” una agradable muestra de música floral, e “Incongruous Harmonies” es, desde ya, uno de los singles de lo que va de este año.
Hawái.
La siguiente colaboración, entre los músicos F.S Blumm, desde Alemania, y David Grubbs, desde Estados Unidos, no es la primera, y es de esperar que no llegue a ser la última, y no lo digo solamente por el gran cariño (musical) que gracias a sus discos ambos artistas se han ganado de parte mía, sino también porque los dos artistas se complementan de una muy buena manera, y en algún momento y en algún lugar ellos tenían que coincidir.
La primera vez que la inminente unión se produjo fue en “Nachhall”, el corte final de “Zweite Meer” (Morr Music, 2005), el tercer trabajo de Blumm para la etiqueta berlinesa. En ese único corte la participación de David se reducía a su voz, algo no menor teniendo en cuenta el precioso registro vocal al que puede llegar, y que ponía el broche de oro a ese gran trabajo, otro más, del músico alemán. Pero en esa ocasión, como dije, no alcanzaron a tocar juntos, y a lograr interpretar ese instrumento en el que ambos se desenvuelven tan bien: la guitarra. El momento, tarde temprano debía llegar, y el acontecimiento se produjo el 2 de Julio de 2008. El lugar, el interior de la escultura “Untitled (Greenhouse)” de Peter Coffin, en el CAAC de Sevilla, España. En es encuentro de dedicarían básicamente a improvisar, y luego Frank le añadiría un material que encontró en su hard-drive, para darlo por terminado en Enero de 2009. Finalmente estos temas aparecieron en Noviembre de ese año en el pequeño sello Ahornfelder, en formato pequeño, como las grandes cosas, un 7” que viene con el libro de dibujos “Drawings” de Blumm, ya antes publicado en 2006. El trabajo se divide en cuatro partes, dos por cada lado del vinilo. En la cara A nos topamos con “Part Three” y “Part One”, mientras que en la B con “Part Four” y “Part Two”, pero todas pueden ser vistas (oídas) como una sola. Por una lado está la guitarra clásica de Frank, y por la otra la eléctrica de David, y en cada instante se capta la personal y distintiva forma como cada uno de ellos la interpreta. “Part Three”, cuando apenas inicia, con ambos tocando al mismo tiempo, casi lleva a pensar en un disco de electrónica pastoral. Es más suena como el remix que Sakamoto hiciera del “Look For Me Here” de Solo Andata, pero no, son talentos de lo acústico. Luego el tema de desordena un poco –además participa el clarinete de Ulrich Wangenheim–, y efectivamente en esos minutos tiene más el carácter de una improvisación, pero cuando pasamos a “Part One”, ese desorden se torna tranquilidad, y la conversación que sostienen, más la intervención en batería de Jan Thoben, se hace considerablemente más amena. Ya par ala cara B, parece el dialogo de dos personas que se conocen hace años, en particular “Part Four”, con la ayuda en el bajo de Marcel Türkowsky. La parte final ya hasta parece risueña y distendida.
Cuando Ellinor Blixt (Bobby Baby), con quien Blumm recientemente editó “A Little Big” (Sound Of A Handshake, 2010), le preguntó sobre con qué artista, vivo o muerto, le gustaría participar, lo que contestó fue lo siguiente: “Esto podría sonar raro pero de hecho ya realice mi colaboración favorita con mi colaborador favorito: David Grubbs. Y si ahora me preguntaras ¿con quién sería? Sería con él de nuevo. Quiero decir, me encantaría grabar un dúo de guitarra con David pero no me atrevería a pedírselo, porque sé que él es un hombre muy, muy ocupado”. Discos como este, aunque sea corto y no dure más de un cuarto de hora, evidencian que su talento separado también puede rendir frutos juntos. Es cierto que Grubbs no ha estado particularmente prolífico ahora, comparado sobre todo a como lo era antes, pero esperaremos a que se atreva a pedírselo, y esperaremos ansiosos a que su petición este responda “sí, quiero”, por el bien suyo, y especialmente por el bien nuestro, y sí, por el mío.
Hawái.
Esta noche escucha El Sueño del Esquimal, desde las 21 hrs. por Radio Placeres 87.7 fm en Valparaíso y sus alrededores, online para todo el cosmos.
El otro lanzamiento es “Incongruous Harmonies”, y corre por cuenta del australiano Lawrence English, como saben ya, el jefe de Room40. Hace dos temporadas atrás se estrenó en Touch con el largo “Kiri No Oto” (2008), y en este single presenta dos piezas para el grupo Circa y su obra ‘Mirando el placer de los otros’. Este, como la obra a la que acompaña, fue diseñado para ‘experimentar el dolor de una mujer y la pureza del placer’, y al menos en la música alcanza un gran nivel de intensidad. Como en ese citado trabajo, English continua expandiendo el ruido hasta acercarlo a la belleza más pura, a través de melodías monotonales, corrientes de basura sonora estática, restos de sonidos que se esparcen por el ambiente, formando parte de una gran masa drónica de no más de diez minutos. Ambas piezas llegan a resplandecer, y sus armonías logran brillar, pese a estar ocultas en este magma de impurezas. La primera parte, “Without Sanctuary”, parece ser una capa de ruido coral, y una y otra más sobre ella, escondiendo una sencilla y preciosa melodía. “One Thousand Miles Of White” son precisamente mil millas de (ruido) blanco y suave, grabado otras mil millas adentro del mar, uno de los sonidos a los que más recurre English, y siempre con una melodía muy en el fondo. Ambos trabajos son una buena forma de resumir someramente el espíritu del sello, y ambos contienen piezas que justo por ser de una duración corta, son aún más refrescantes, dentro del gratificante exceso al que muchas veces se llega. “Spliced” una agradable muestra de música floral, e “Incongruous Harmonies” es, desde ya, uno de los singles de lo que va de este año.
Hawái.
La siguiente colaboración, entre los músicos F.S Blumm, desde Alemania, y David Grubbs, desde Estados Unidos, no es la primera, y es de esperar que no llegue a ser la última, y no lo digo solamente por el gran cariño (musical) que gracias a sus discos ambos artistas se han ganado de parte mía, sino también porque los dos artistas se complementan de una muy buena manera, y en algún momento y en algún lugar ellos tenían que coincidir.
La primera vez que la inminente unión se produjo fue en “Nachhall”, el corte final de “Zweite Meer” (Morr Music, 2005), el tercer trabajo de Blumm para la etiqueta berlinesa. En ese único corte la participación de David se reducía a su voz, algo no menor teniendo en cuenta el precioso registro vocal al que puede llegar, y que ponía el broche de oro a ese gran trabajo, otro más, del músico alemán. Pero en esa ocasión, como dije, no alcanzaron a tocar juntos, y a lograr interpretar ese instrumento en el que ambos se desenvuelven tan bien: la guitarra. El momento, tarde temprano debía llegar, y el acontecimiento se produjo el 2 de Julio de 2008. El lugar, el interior de la escultura “Untitled (Greenhouse)” de Peter Coffin, en el CAAC de Sevilla, España. En es encuentro de dedicarían básicamente a improvisar, y luego Frank le añadiría un material que encontró en su hard-drive, para darlo por terminado en Enero de 2009. Finalmente estos temas aparecieron en Noviembre de ese año en el pequeño sello Ahornfelder, en formato pequeño, como las grandes cosas, un 7” que viene con el libro de dibujos “Drawings” de Blumm, ya antes publicado en 2006. El trabajo se divide en cuatro partes, dos por cada lado del vinilo. En la cara A nos topamos con “Part Three” y “Part One”, mientras que en la B con “Part Four” y “Part Two”, pero todas pueden ser vistas (oídas) como una sola. Por una lado está la guitarra clásica de Frank, y por la otra la eléctrica de David, y en cada instante se capta la personal y distintiva forma como cada uno de ellos la interpreta. “Part Three”, cuando apenas inicia, con ambos tocando al mismo tiempo, casi lleva a pensar en un disco de electrónica pastoral. Es más suena como el remix que Sakamoto hiciera del “Look For Me Here” de Solo Andata, pero no, son talentos de lo acústico. Luego el tema de desordena un poco –además participa el clarinete de Ulrich Wangenheim–, y efectivamente en esos minutos tiene más el carácter de una improvisación, pero cuando pasamos a “Part One”, ese desorden se torna tranquilidad, y la conversación que sostienen, más la intervención en batería de Jan Thoben, se hace considerablemente más amena. Ya par ala cara B, parece el dialogo de dos personas que se conocen hace años, en particular “Part Four”, con la ayuda en el bajo de Marcel Türkowsky. La parte final ya hasta parece risueña y distendida.
Cuando Ellinor Blixt (Bobby Baby), con quien Blumm recientemente editó “A Little Big” (Sound Of A Handshake, 2010), le preguntó sobre con qué artista, vivo o muerto, le gustaría participar, lo que contestó fue lo siguiente: “Esto podría sonar raro pero de hecho ya realice mi colaboración favorita con mi colaborador favorito: David Grubbs. Y si ahora me preguntaras ¿con quién sería? Sería con él de nuevo. Quiero decir, me encantaría grabar un dúo de guitarra con David pero no me atrevería a pedírselo, porque sé que él es un hombre muy, muy ocupado”. Discos como este, aunque sea corto y no dure más de un cuarto de hora, evidencian que su talento separado también puede rendir frutos juntos. Es cierto que Grubbs no ha estado particularmente prolífico ahora, comparado sobre todo a como lo era antes, pero esperaremos a que se atreva a pedírselo, y esperaremos ansiosos a que su petición este responda “sí, quiero”, por el bien suyo, y especialmente por el bien nuestro, y sí, por el mío.
Hawái.
Esta noche escucha El Sueño del Esquimal, desde las 21 hrs. por Radio Placeres 87.7 fm en Valparaíso y sus alrededores, online para todo el cosmos.
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