Juego de luces y sombras en la Casa Esquimal, figuras que se muestran y la tensión que no cesa, atender por favor pasajeros.
Siempre quedarán en el recuerdo las casualidades que condujeron hasta el conicimiento y la escucha de Belle And Sebastian, a mediados de los 90 su sonido fresco y preciosista salvaba un montón de subterráneos depresivos e intentos de autoflagelamiento innecesarios, abriendo una ventana naturista de hiper-sensibilidad que empujaba a seguir el sol sin remordimientos, acariciando el terciopelo gentil de pop refinado, eran como el decantamiento de todo ese pop escosés que cruzó la fibra íntima, desde Orange Juice hasta Teenage Fanclub, pasando por The Pastels, Aztec Camera, Mary Chain, St. Etienne, más la adoración reconocida de la banda por Felt, The Smiths y el folk pastoril de los 60. Todo conducía para que ocuparan un lugar especial en el corazón indie y así fue, más de 15 años después aún nos encontramos con un emotivo (y cada vez más cercano) Stuart Murdoch, seguido y admirado por tropas de jóvenes (y otros no tanto), su banda, las canciones y las melodías estremecedoras.
En su octavo álbum de estudio Belle And Sebastian 'escribe acerca del amor', y en realidad cuando no lo han hecho... amor, miradas, esperanzas, desamor y caídas son referentes constantes en toda su carrera, pero vamos con "Write About Love", los 7 muchachos de Glasgow abren con la ilusionante "I Didn't See It Coming", donde la tímida violinista Sarah Martin toma las riendas con su voz ingenua y acogedora, parece un tema de otra época de los Bellies, la atemporalidad siempre va con ellos, podríamos cruzar canciones y discos en un juego fanático y terminaríamos bien perdidos, aunque hay que reconocer que sus 3 primeros discos son irrepetibles, siempre serán guardados con amor en la cajita de secretos... "Tigermilk" (1996), "If You're Feeling Sinister" (1996) y "The Boy With The Arab Strap" (1998), como no.
"Come On Sister" es un tema correcto, la interpretación es perfecta, pero la canción carece de aquella magia acostumbrada, aunque Stuart por esfuerzo no se queda, tampoco el resto de la banda, allí están eternamente: Chris Geddes en el piano, Stevie Jackson en guitarra y voz, Bob Kildea en guitarra, Richard Colburn en batería, Mick Cooke en bajo y la ya nombrada Sarah Martin, la verdad es que nunca defraudan a pesar del tiempo transcurrido, algo que al parecer quedó más que claro el Domingo recién pasado en su única actuación en Santiago de Chile, saldando la deuda con sus seguidores del fin del mundo, sentimientos especiales, bonito por lo menos, adorable quizás.
Volviendo al disco, hay que decir que se trata de un trabajo heterogéneo, cuenta con momentos notables como la conmovedora "Calculating Bimbo", la alegría de "I Want The World To Stop" y el fulgor de "Write About Love" con la actriz Carey Mulligan en voces junto a Stuart y un órgano algo The Doors de fondo, extraño y atrayente, puede ser que a Belle And Sebastian continuamente se les exige más que al resto, pero este disco trae también canciones olvidables que no llegan a conectar, partiendo por la contribución de Norah Jones (?) en "Little You, Ugly Jack, Prophet John", demasiado corriente, fría y mainstream, ni siquiera merecía para incluirla en la placa, se debió quedar como una colaboración nada más, otras que no cruzan el umbral son la impulsiva "I'm Not Living In The Real World" y el autoplagio de "The Ghost Of Rockschool".
Mejor quedarse con "I Can See Your Future", escrita y cantada por Sarah Martin, nos lleva de nuevo hasta la tarde en la costa, a la espera del amor y esa belleza salvadora, Belle And Sebastian y el resplandor, el cariño sincero.
Raúl Cabrera Hidalgo.
En su octavo álbum de estudio Belle And Sebastian 'escribe acerca del amor', y en realidad cuando no lo han hecho... amor, miradas, esperanzas, desamor y caídas son referentes constantes en toda su carrera, pero vamos con "Write About Love", los 7 muchachos de Glasgow abren con la ilusionante "I Didn't See It Coming", donde la tímida violinista Sarah Martin toma las riendas con su voz ingenua y acogedora, parece un tema de otra época de los Bellies, la atemporalidad siempre va con ellos, podríamos cruzar canciones y discos en un juego fanático y terminaríamos bien perdidos, aunque hay que reconocer que sus 3 primeros discos son irrepetibles, siempre serán guardados con amor en la cajita de secretos... "Tigermilk" (1996), "If You're Feeling Sinister" (1996) y "The Boy With The Arab Strap" (1998), como no.
"Come On Sister" es un tema correcto, la interpretación es perfecta, pero la canción carece de aquella magia acostumbrada, aunque Stuart por esfuerzo no se queda, tampoco el resto de la banda, allí están eternamente: Chris Geddes en el piano, Stevie Jackson en guitarra y voz, Bob Kildea en guitarra, Richard Colburn en batería, Mick Cooke en bajo y la ya nombrada Sarah Martin, la verdad es que nunca defraudan a pesar del tiempo transcurrido, algo que al parecer quedó más que claro el Domingo recién pasado en su única actuación en Santiago de Chile, saldando la deuda con sus seguidores del fin del mundo, sentimientos especiales, bonito por lo menos, adorable quizás.
Volviendo al disco, hay que decir que se trata de un trabajo heterogéneo, cuenta con momentos notables como la conmovedora "Calculating Bimbo", la alegría de "I Want The World To Stop" y el fulgor de "Write About Love" con la actriz Carey Mulligan en voces junto a Stuart y un órgano algo The Doors de fondo, extraño y atrayente, puede ser que a Belle And Sebastian continuamente se les exige más que al resto, pero este disco trae también canciones olvidables que no llegan a conectar, partiendo por la contribución de Norah Jones (?) en "Little You, Ugly Jack, Prophet John", demasiado corriente, fría y mainstream, ni siquiera merecía para incluirla en la placa, se debió quedar como una colaboración nada más, otras que no cruzan el umbral son la impulsiva "I'm Not Living In The Real World" y el autoplagio de "The Ghost Of Rockschool".
Mejor quedarse con "I Can See Your Future", escrita y cantada por Sarah Martin, nos lleva de nuevo hasta la tarde en la costa, a la espera del amor y esa belleza salvadora, Belle And Sebastian y el resplandor, el cariño sincero.
Raúl Cabrera Hidalgo.
Joe Strummer estaría orgulloso. Maya Arulpragasam, la inglesa de Sri Lanka y guerrillera art-punk del hip-hop, tiene un talento genial para armar lío, un humor ingenuo y un gusto por transformar la furia en música increíblemente perturbada. Pero ni Strummer lograba enojar al mundo cantando sobre lo que había almorzado. Tres años después de samplear a The Clash en su hit “Paper Planes”, M.I.A. sigue indignada, proclamando: “No elegí la lucha / la lucha me eligió a mí / Así que estoy siempre bailando sobre las ruinas”. Y su tercer disco es el más agresivo, polémico y apasionado que haya hecho hasta ahora. Las canciones tienen mucho de distorsión electro punk, con ayuda de productores como Rusko, Switch, Blaqstarr, Diplo y su hermano Susu. M.I.A. llena cada track con sorpresas descolgadas: el fantasmal órgano Suicide de “Born Free”, el gospel de “Tell Me Why”, el brillo robótico estilo Bowie de ”Space”. También hay un extraño cover de una rareza synth-pop danesa de 1982, “It Takes a Muscle”.
M.I.A. ama el ruido como nadie lo hacía desde Public Enemy y N.W.A.: tiene un oído voraz para alarmas, sirenas, explosiones, y transforma cada sacudida en un intervalo de ritmo. Hay gente a la que no le gusta el modo con que M.I.A. se niega a olvidar el lugar de donde viene, que incluye zonas de guerra, campos de refugiados y viviendas estatales, pero también escuelas de arte y boliches. Y sin embargo, es eso lo que hace que su música sea tan expansiva cuando habla de sexo (“XXXO”), drogas (“Teqkilla”) y bombas (“Lovalot”) entre chistes tontos (“Tomo alcohol / y sé la letra de «Wonderwall»”). Puede cubrir muchas cosas porque todo forma parte de su personalidad. Y, desde el sonido, Maya es capaz de cualquier cosa, salvo ser aburrida.
M.I.A. ama el ruido como nadie lo hacía desde Public Enemy y N.W.A.: tiene un oído voraz para alarmas, sirenas, explosiones, y transforma cada sacudida en un intervalo de ritmo. Hay gente a la que no le gusta el modo con que M.I.A. se niega a olvidar el lugar de donde viene, que incluye zonas de guerra, campos de refugiados y viviendas estatales, pero también escuelas de arte y boliches. Y sin embargo, es eso lo que hace que su música sea tan expansiva cuando habla de sexo (“XXXO”), drogas (“Teqkilla”) y bombas (“Lovalot”) entre chistes tontos (“Tomo alcohol / y sé la letra de «Wonderwall»”). Puede cubrir muchas cosas porque todo forma parte de su personalidad. Y, desde el sonido, Maya es capaz de cualquier cosa, salvo ser aburrida.
Rob Sheffield.
Portishead, Tricky y Massive Attack en los 90 instalaron el nombre de la ciudad de Bristol en un respaldo de honor dentro de la música independiente inglesa, todo gracias a la fallecida etiqueta del 'trip-hop'. De forma aún más aislada y desde las mismas aguas pantanosas de Bristol, comenzó a despuntar otra escena que bien poco tenía que ver con las luminarias antes citadas, así supimos del folk gravitacional de Movietone, la psicodelia rural de Flying Saucer Attack, los ejercicios de noise ralentizado de Crescent y la dimensión cósmica de Light y Amp, en medio de esta formación de exploradores destacaba la silueta de un joven delgado y agudo llamado Matt Elliott, quien junto al engendro The Third Eye Foundation, funcionaba como catalizador de este 'plató underground', era 1996 y lo conocimos con "Semtex", una ácida ventisca de noise oscurecido adornado por bases de drum'n'bass fragmentadas, machacantes y mentalistas, desde allí facturó discos memorables como "Ghost" (domino, 1997), "You Guys Kill Me" (domino, 1998) y "Little Lost Soul" (domino, 2000), convirtiéndose en referente obligado dentro de la electrónica desfigurada y más afectiva, cada una de sus excursiones eran un derrumbamiento a través de una música sobrecogedora, cargada y misteriosa que no daba tregua al oyente.
Por eso fue duro para los seguidores de 'la fundación del tercer ojo' cuando Elliott en 2000 decide abandonar el proyecto y dejarse llevar en un viaje ancestral hasta otras sonoridades, esta vez bajo su nombre propio, tuvieron que pasar 10 años y 5 discos como solista para que abriera otra vez la compuerta hacia este mundo terminal y venenoso que inmediamente nos absorve, marcando el terreno, oscureciendo ese último borde de sanidad estropeada.
Regresa la bestia de la hojarasca y que mejor nombre podía darle a este nuevo manifiesto de turbación e intensidad ruidista, "The Dark", negrura que se expande a lo largo de este disco de 5 piezas dilatadas y profundas, The Third Eye Foundation prosigue con la comunión abismal, ahora Matt Elliot se hace acompañar por otros 2 encapuchados, Chris Cole (Manyfingers) y Louis Warynski (Chapelier Fou, This Inmortal Coil), la primera ofrenda lleva por nombre "Anhedonia", junto al pulso de las máquinas se muestran robustos los instrumentos reales, bajo, piano, percusiones y vientos que se entrecruzan a través de los 11 minutos de construcción insana, tampoco quedan fuera las voces tortuosas que sobrevuelan el camposanto, música de grietas, amontonamiento de dolores que Elliott hecha afuera con maestría y distinción.
A pesar de toda el agua que ha escurrido por el charco en estos años, no encontramos nada parecido a esta gran debacle que ahora resuena, hay algo acá que no tiene mucho que ver con retazos estrictamente musicales, una especie de llanto encarnado que se arrastra entre estas estructuras abrumadas.
Y los cortes vienen unidos como mellizos siameses, ahora vamos con "Standard Deviation", otros 10 minutos de sonido vivo, se siente lo bien que le ha hecho a este músico empaparse en otras cascadas como lo son el folk balcánico y ruso, exhibidas estas experiencias en un resultado además de oscuro, selvático, afilado y riguroso, ampliando la estética agonizante hasta alteraciones envolventes muy difíciles de explicar con sencillas palabras, pasajes sonoros que se adentran por el cuerpo llegando incluso hasta la conciencia, nadie quedará indolente ante semejante tempestad, eso se los aseguro.
Falta el aire, mientras se suceden los estertores, elevación de cuerdas, rítmica impetuosa, atmósferas rotas y otra herida que queda abierta, el sangramiento es total, irreflexivo y magnífico.
Por eso fue duro para los seguidores de 'la fundación del tercer ojo' cuando Elliott en 2000 decide abandonar el proyecto y dejarse llevar en un viaje ancestral hasta otras sonoridades, esta vez bajo su nombre propio, tuvieron que pasar 10 años y 5 discos como solista para que abriera otra vez la compuerta hacia este mundo terminal y venenoso que inmediamente nos absorve, marcando el terreno, oscureciendo ese último borde de sanidad estropeada.
Regresa la bestia de la hojarasca y que mejor nombre podía darle a este nuevo manifiesto de turbación e intensidad ruidista, "The Dark", negrura que se expande a lo largo de este disco de 5 piezas dilatadas y profundas, The Third Eye Foundation prosigue con la comunión abismal, ahora Matt Elliot se hace acompañar por otros 2 encapuchados, Chris Cole (Manyfingers) y Louis Warynski (Chapelier Fou, This Inmortal Coil), la primera ofrenda lleva por nombre "Anhedonia", junto al pulso de las máquinas se muestran robustos los instrumentos reales, bajo, piano, percusiones y vientos que se entrecruzan a través de los 11 minutos de construcción insana, tampoco quedan fuera las voces tortuosas que sobrevuelan el camposanto, música de grietas, amontonamiento de dolores que Elliott hecha afuera con maestría y distinción.
A pesar de toda el agua que ha escurrido por el charco en estos años, no encontramos nada parecido a esta gran debacle que ahora resuena, hay algo acá que no tiene mucho que ver con retazos estrictamente musicales, una especie de llanto encarnado que se arrastra entre estas estructuras abrumadas.
Y los cortes vienen unidos como mellizos siameses, ahora vamos con "Standard Deviation", otros 10 minutos de sonido vivo, se siente lo bien que le ha hecho a este músico empaparse en otras cascadas como lo son el folk balcánico y ruso, exhibidas estas experiencias en un resultado además de oscuro, selvático, afilado y riguroso, ampliando la estética agonizante hasta alteraciones envolventes muy difíciles de explicar con sencillas palabras, pasajes sonoros que se adentran por el cuerpo llegando incluso hasta la conciencia, nadie quedará indolente ante semejante tempestad, eso se los aseguro.
Falta el aire, mientras se suceden los estertores, elevación de cuerdas, rítmica impetuosa, atmósferas rotas y otra herida que queda abierta, el sangramiento es total, irreflexivo y magnífico.
Raúl Cabrera Hidalgo.
~~~~ Caminando Por La Costa ~~~~~
AIDAN BAKER
Liminoid/Lifeforms
alien8 recordings, 2010
Liminoid/Lifeforms
alien8 recordings, 2010
Volvemos nuevamente por esta senda de 'Caminado Por La Costa', con nuevos brillos y energías, para mostrarles un disco aparecido este año del multi-instrumentista proveniente desde Toronto, Canada, Aidan Baker, la placa se titula "Liminoid/Lifeforms" y ha sido publicada por el sello Alien8 Recordings, aquí se deja ver toda la diversidad sonora que emana del propio Baker, para darse el trabajo como director de orquesta si se quiere decir, contando con una serie de músicos importantes que van dando forma a esta extraña sinfonía de sensasiones auditivas que transportan vibraciones hacía un mundo creado para tiempos sin tiempo, o de manera más directa un oasis lleno en texturas cromáticas donde se juega en base a lo que él mejor sabe hacer, utilizar el esquema del drone con el ambient pero más la compañía de algunos instrumentos extras como el violín ejecutado por Laura Bates, el cello de Nick Storring, Mika Posen en el segundo violín, Alan Bloor en amplificador de sonidos metálicos, Tilman Lewis en segundo cello, Jacob Thiesen percusion, Clara Engel y Jonathan Demers, más su hermano y Aidan en guitarras. como pueden apreciar un selecto grupo de componentes junto a Baker que harán las delicias de esta verdadera sinfonía orquestada bajo el fascinante esquema rupturista hipnótico aún por descifrar.
Franco Milesi.
En esta otra parte como ya es un hábito en 'Caminando Por La Costa', llega hasta esta sección el músico Jefre Cantu-Ledesma, nacido en Francia, hijo de padre francés y madre portuguesa, se traslada a temprana edad a los Estados Unidos de Norteamerica, allí terminando sus estudios se dedica a cursar en un auditorio teoría musical, termina la carrera, pero no satisfecho con esto, comienza a investigar el origen de ciertos instrumentos y armonías expansivas que provienen de aquellos, como utilización de vibratos, caja de resonancias magnéticas, o pulsores del sonido a distinta frecuencia o distancia, también lo que son los amplificadores espaciales conectados a un pedal en conexión directa al computador, además del uso de grabaciones o manipulación de cintas, pero para hacer un poco de historia, él comenzó en una banda de post- rock llamada Tarentel por los noventas, donde era guitarrista e igualmente usaba una máquina electrónica con cintas y loops, esta agrupación duró diez años, después Cantu daría forma a otro proyecto llamado The Alps, donde el estilo sería más de corte psicodélico o folk extraño con alguna resonancia turbia a ratos, la banda aun se mantiene pero ya sin Jefre, ademas de otros proyectos, está su colaboración con David Tagg y Xela para algunos splits, asimismo una posible colaboración con Elizabeth Harris (Grouper).
Y bien su presente está en "Love Is A Stream", un Lp aparecido este año bajo etiqueta Type Records, aquí se dan cita estilos como el ethereal, shoegaze y drone, más un leve ambient con algo de noise, su receta para la música es sencillamente agradar por momentos, pero tambien molestar y saturar el oido con texturas oscilantes y vacilantes que se mueven dentro de un espectro tan diverso como el space con todas sus variantes e incluso algo de folk turbio para apaciguar por un instante ese espíritu que aún no se conforma y que sin duda desea algo más, de todas formas se trata de un interesante trabajo para ponerle atencion.
Y bien su presente está en "Love Is A Stream", un Lp aparecido este año bajo etiqueta Type Records, aquí se dan cita estilos como el ethereal, shoegaze y drone, más un leve ambient con algo de noise, su receta para la música es sencillamente agradar por momentos, pero tambien molestar y saturar el oido con texturas oscilantes y vacilantes que se mueven dentro de un espectro tan diverso como el space con todas sus variantes e incluso algo de folk turbio para apaciguar por un instante ese espíritu que aún no se conforma y que sin duda desea algo más, de todas formas se trata de un interesante trabajo para ponerle atencion.
Franco Milesi.
Y Patricio Badaracco nos traerá 2 estupendos trabajos de la casa Blumm para degustar.
Si en el mundo, si en las radios del mundo estuvieran pobladas por canciones hechas por gente como F.S. Blumm, todo sería diferente, y quizás todo sería mejor. Desgraciadamente no es así, pero aún así este alemán sigue insistiendo, llenando al mundo de melodías para la eternidad. Hoy tenemos dos discos que llevan su firma, dos colaboraciones, cual de ellas más interesante. Bobby And Blumm es Bobby Baby y F.S. Blumm. Bobby Baby es Ellinor Blixt, una sueca nacida en Småland, quien además es parte de It’s A Musical junto a Robert Kretzschmann. Bajo Bobby Baby tiene una serie de EP’s, varios en el netlabel Corpid. El 2007 se traslada de Malmö a Berlín. F.S. Blumm es, como saben, Frank Schültge Blumm. Su historia es un poco más conocida. El 2001 edita su primer disco solista, “Mondkuchen”, en la etiqueta berlinesa Morr Music y, a principios de 2007, el jefe de esta, Thomas Morr, tuvo la ocurrente idea de presentarlos. Un hola, un saludo y, tiempo después, un disco, “Everybody Loves”, en la casa de Thomas. Un par de temporadas más y nace “A Little Big” en un cuarto contiguo a Morr, su subsello Sound Of A Handshake. No sé si todo el mundo ama, probablemente sí, pero sí sé que las canciones de este ocasional dúo hay amor, o al menos lo tienen todo para que uno las llegue a amar. La preciosa manera que Frank tiene de tocar la guitarra, de tratar con tal cariño las cuerdas tiene como fiel acompañante la voz de Ellinor. En Morr hablan, refiriéndose a esa voz, de que “evoca una dulce melancolía”, alcanzando un punto entre amargura y felicidad, pero inclinando la balanza hacia lo segundo, pues en ningún momento suena abatida. Tampoco puede serlo si lo primero que canta es esto: “Me encuentro a mí misma dentro de tus ojos / Nuestras miradas llenan el vacío / Construimos puentes con nuestras miradas” (“Our Glances”). Aunque, pensándolo bien, esas primeras frases reflejan esa dualidad: hay “encuentro”, pero también hay “vacío”. Para su anterior trabajo nombraban como referente, entre otros, a “Chelsea Girl” (Polygram, 1968), el recordado debut de Nico, referente que en esta ocasión cobra especial fuerza, por esa fría tristeza al cantar que tenía la artista alemana –en este caso es notoriamente menos distante–, como por la sonoridad que alcanza este “A Little Big” –especialmente cercanas son “Pass By” y “The Quiet”–, por lo que esa dulce melancolía sigue estando presente. Como sea, en este disco hay canciones hechas con ternura, y con amor, canciones que extrañan y que recuerdan, con Ellinor y su delicada voz, a veces limitando con el susurro, con la guitarra de Frank, capaz de hacer brillar el objeto más oscuro. Doce canciones en total –destacan sobre todo las construidas a dos voces: “Some Sweets”, “Echo Of Our Days”, “Take a Sip (No. 2)”–, con cierta tristeza, pero esa tristeza que hace que den ganas de abrazar a alguien. “A Little Big” contiene muchas de esas canciones en que parece que te las están cantando a ti. No están sola y simplemente en tus audífonos, están junto contigo, por toda tu habitación.
Hawái.
Hawái.
“Music For Lovers, Music Versus Time” es el fruto de otra colaboración, un estado en el que Blumm se mueve con soltura, ahora con el músico Nils Frahm. Frahm es un pianista alemán, introducido de pequeño en la música clásica. Hasta la fecha tiene unos cuantos discos, para sellos como AtelierMusik, Kning Disk y este Sonic Pieces, una marca también con sede en Berlín con cuidadas y limitadas ediciones –esta, solo con 339 copias en la calle–. Con al ayuda de algunos amigos, como la trompeta de Luca Fadda –con él, Blumm comparte otro buen disco, “Meets Luca Fadda” (Ahornfelder, 2007)–, el piano de Nils y la guitarra de Frank construyen estructuras melódicas, esas a las que este, afortunadamente, ya nos tiene acostumbrados. No hay voz como en el anterior, pero es igual de evocador. Quienes cantan acá son los instrumentos, haciendo duetos entre las cuerdas de uno y las cuerdas de otro, diálogos distendidos entre ambos, conversaciones amenas, tres de ellas solos, el resto con esos otros “amigos” –clarinete, flauta, cello, trompeta, vibráfono, marimba–, entrando como si fuese esto un living familiar –en la canción que abre el disco, “Kugler”, hay hasta el sonido de una pelota de ping-pong¬ al caer–. “Music For Lovers, Music Versus Time” es un trabajo, como el anterior, igual de pop, a su manera claro, e igual de agradable. Un disco hecho con esmero, música de cámara surgida a partir de pequeños detalles. Sea con esa brisa que sale de la boca de Ella, sea con las precisas y preciosas notas que toca Nils con sus manos, detrás de ellas está Frank y su hacer elegante, siempre dispuesto a apoyar a quien tenga al lado. Ambos discos contienen muchas buenas piezas, esas de las que dan ganas de escuchar y que se dejan querer, dejando un sabor grato en los oídos, con algo de melancolía en el primero, pero siempre un sabor grato. Ya lo habíamos confirmado antes, ahora solo lo reafirmamos, y solo podemos decir, parafraseando al debut con Bobby: everybody (must) loves (Frank).
Hawái.
Hawái.
Esta noche de jueves escucha El Sueño del Esquimal, desde las 21 hrs. por Radio Placeres 87.7 fm en Valparaíso y sus alrededores, online para toda la jungla global.
Y Atención Gente Inquieta!, en busca de ruidos independientes y experimentales (Post-Punk, Noise, Psych-Folk, Post-Metal, Industrial, Drone, Ambient, Dark, etc.), porque los muchachos de Templo Sagital están distribuyendo y trayéndote vinilos y CD'S de diversas casas discográficas, tales como Digitalis Industries, Fonal Records, Beta-Lactam Ring y muchos más, sólo tienes que entrar en la página revisar el catálogo y pedir, pedir y pedir barato.
1 comentario:
este es el myspace the the third eye foundation:
http://www.myspace.com/thethirdeyefoundation
cariños
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