noviembre 21, 2010

El Sueño del Esquimal #308, jueves 25 de noviembre






Desde el comienzo un sonido, una palabra cayendo en lluvias, el latido que permanece ante lo inóspito, rutas desconocidas en el hielo esquimal.








Bautizado en Inglaterra en 1948 como Brian Peter George St John Le Baptiste de la Salle Eno. Con semejante nombre propio, este 'gran artista y constructor de ambientes sonoros' no venía para pasar inadvertido en un mundo continuista y repetitivo, Brian Eno desde sus inicios como tecladista para los Roxy Music de Bryan Ferry y Phil Manzanera (sólo estuvo en el primer disco "Roxy Music", 1972) marcó un interés por sobrepasar los límites en los espacios musicales, su primer disco solista fue "Here Come The Warm Jets" (1973), un álbum de rock extraño, onírico, marciano, que lo puso en contacto de inmediato con la escena vanguardista de aquellos años, colabora con John Cale y Nico de The Velvet Underground (de los que ha sido siempre un gran admirador), comienza a interesarse por el rock alemán, publica discos junto a Cluster, Moebius, Roedelius y Hans Van Sweeden, mientras tanto prosigue editando albumes (pop) futuristas, sensoriales y enrarecidos, en este punto digamos (mediados de los 70's) su música se ha vuelto ultra-distintiva, iniciática para algunos y esperada por un selecto grupo de seguidores y críticos que ven en Eno a una especie de Mesías que viene a dar un corte definitivo en el camino de la música popular o rock, y aunque eran pocos no estaban tan equivocados.

A comienzos de 1978 sale a la calle "Ambient 1 Music For Airports", su disco más ambicioso y a la vez una inflexión en la historia de la música, un verdadero clásico y además magnífico legado para cualquier músico que busca separarse de los sonidos corrientes, crear o descubrir nuevos universos auditivos y tomar el carril de la experimentación como referencia (in)estable.
Con este trabajo Brian Eno abre su serie de 'discos ambient', pronto incursiona en la música para películas, la no-music, colabora con David Byrne y Harold Budd, y también da las líneas a seguir para la electrónica minimalista y expansiva, o sea estamos frente a uno de los más adelantados exploradores del sonido y las texturas del siglo pasado, el gurú techno, el visionario.

Por todos esos atributos y un recorrido impecable, es gratificante siempre conocer lo que está haciendo este Señor de 62 años, más aún si se trata de un disco tan arriesgado como "Small Craft On A Milk Sea", muy alejado del pop maduro de "Another Day On Earth" (2005) y el patinazo junto a David Byrne de "Everything That Happens Will Happen Today" (2008).

"Small Craft On A Milk Sea" es un desbordante trabajo de música electrónica explorativa, rigurosa, sedante, aunque por momentos también se torna algo sofocante y agreste, 16 cortes en 55 minutos de traslación, partiendo con la claridad de "Emerald and Lime", una sugerente obertura que nos hace pensar en el pasado, luego aparece la hipnótica "Complex Heaven", nos adentramos en la astronomía y el cosmos de Carl Sagan, junto al ordenador de Brian Eno se muestran las siluetas de otros 2 músicos que intervienen en estas estructuras sonoras, Leo Abrahams en guitarras tratadas, laptop e idiophone, más Jon Hopkins en piano y teclados.
Pulsos y miniaturas de 1 minutos que llegan como una brisa refrescante, bellos ambientes furtivos que de cuando en cuando se dejan oir en este disco, hasta que aparecen los ritmos salvajes, a partir de "Flint March" el álbum toma una dirección más caótica, aportación significativa del percusionista Jez Wiles en temas como "Horse", territorio aborígen creado por máquinas, no deja de ser un raro choque o retro-alimentación.
Otra estación inquietante es "2 Forms Of Anger", donde al parecer Eno le ha dado una nueva ojeada al sonido krautrock, rítmica Neu! con guitarras esquizoides a lo Can, muy buen pedazo de ruido este, sorpresivo.
Nuevamente entramos al salón de electrónica internacional en "Bone Jump", sincopado tratamiento, juego vicioso de piano y bajo ejecutados de manera casi instintiva, si Eno en los 70 reubicó la experiencia del sonido futurista, imaginando nuevos caminos en la música para un futuro lleno de oportunidades y desafios, ahora pareciera traernos de vuelta ese sonido binario y arcaico de los primeros ejercicios en la electrónica, no deja de ser paradójico, una especie de máquina del tiempo, como si retractivar fuera el único camino ante un futuro que ya no es o con el que ya casi no fantaseamos, más allá de imaginar un territorio apocalíptico, ya no una plataforma de crecimiento sino sólo un telón que cae inexorablemnte.

Arte y sociedad, visiones que se mezclan junto al aparataje IDM esperanzador de "Dust Shuffle", Brian Eno otra vez en órbita, trabajador incansable, aventurero de las múltiples dimensiones del ruido y la acústica.
¿Qué más se le puede pedir a una obra musical?, en cada paso un nuevo estado, el músico nos lleva por estancias envolventes y ecos atmósfericos, no falta tampoco el sumergimiento abisal, la escafandra. Realmente "Small Craft On A Milk Sea" es uno de esos discos que marcan y que se quedan incrustados en la consciencia... y en la historia. Estética y reflexión.


Raúl Cabrera Hidalgo.











MARINA GALLARDO
Some Monster Die And Others Return

foehn, 2010

Dice una de mis poetas favoritas, Alejandra Pizarnik, “Ahora la muchacha halla la máscara del infinito y rompe el muro de la poesía”. Un verso que, para mí, plasma la esencia de la música de Marina Gallardo. La compositora de El Puerto de Santa María salta sin red en su nuevo disco "Some Monsters Die And Others Return" (Foehn records, 2010). En su debut, "Working to Speak"(Foehn records,2008) , Marina jugaba con la contradicción entre la necesidad de expresarse y el dejarse llevar por lo instintivo, huyendo de los encorsetamientos del lenguaje y la abstracción.

En este segundo trabajo de estudio, en el que ha vuelto a contar con el productor Paco Loco y los músicos Nacho García y Pepe Benítez como compañeros de viaje, nos deleita con un racimo de historias acentuando el lirismo de las composiciones y sacando a pasear esos monstruos que se esconden tras lo cotidiano. La eterna lucha entre el mundo real y el que queremos construir.

"Some Monsters Die And Others Return" se mueve de forma contenida en el campo del folk rock. Esta vez, la autora nos presenta un disco más pausado, quizás con menos floritura dotándolo de mayor intimismo y sencillez. La portuense parece recostarse en las guitarras desnudas y en el predominio del sonido acústico, perdiendo el miedo a mostrar sus canciones en esencia.

Aunque las comparaciones son odiosas, si en su anterior trabajo, retumbaban atmósferas de Julie Dorion y Tara Jane O´Neil, en este álbum temas como "A Beast in me" o "Golden Ears" dejan entrever a PJ Harvey, Will Oldham o Bill Callahan como referencias. Marina ha perdido timidez, destapando registros más arriesgados y contundentes, balanceándose entre lo delicado y lo hosco, jugando con los tempos, la cadencia y los silencios. Su voz se precipita en forma de aridez, a veces susurrante y sensual y otras apagada y arañada.

De la inocencia, la luz y la esperanza de "Nora’", al escapismo de "New Worlds" (“Los hombres necesitan fabricar nuevos mundos aparte de este”), Marina desgrana sus ideas, su forma de vivir y aproximarse al mundo. Esta vez creo que despojándose de dudas, menos atormentada y más segura de si misma. "Working to Speak" era un buen debut con todos los defectos y virtudes propios de un primer disco. Y "Some Monsters Die And Others Return", una declaración de intenciones: personalidad, estilo y sobre todo, honestidad. Y vuelvo a citar a Pizarnik con aquello de “niña que en vientos grises, vientos verdes aguarda”. A ver cuáles son los vientos que aguardan a Marina Gallardo a partir de ahora.


Ana Carretero
desde RevistaWego!












GRINDERMAN
Grinderman 2

mute, 2010

La mala hierba nunca muere, y si Nick Cave hace tiempo ya que se nos revela moderado, es con Grinderman donde retoma los antros viciados, el ruido dañino y esa mezcla rabiosa de punk y blues, que lo hiciera célebre con The Birthday Party y en sus antiguos discos junto a los Bad Seeds.

Desaforado proyecto creado en 2007 por Cave, Martyn P. Casey, Warren Ellis y Jim Sclavunos, todos ellos también parte de los actuales y contenidos Bad Seeds, sin embargo acá encontramos a la bestia que se sacude y retuerce, luego de aquel debut "Grinderman" (mute, 2007) muchos pensamos que el arrebato sería pasajero, pero la tensión ha prevalecido, "Grinderman 2" es un gran contenedor de guitarras explosivas, gritos, magulladuras, violines intoxicados y ritmos flagelantes.

El disco abre con la descarnada "Mickey Mouse And The Goodbye Man", un tema que se arrastra como víbora en el desierto, recuerda un poco los trabajos conjuntos de Nick Cave y Blixa Bargeld, una áspera canción de cantina que termina con la orquesta destruyendo todo a su paso.
Luego se vienen con la filosa y atonal "Worm Tamer", pura agresión auditiva con un Nick Cave tan despiadado como en los viejos tiempos, todavía le queda cuerda para rato.
"Heathen Child" es una pieza más depurada, lenta y sigilosa se va moviendo entre estallidos de guitarra sorpresiva, la voz nuevamente es la que domina en la marea nocturna.
Rock sucio y maloliente de vaqueros barbudos que regresan de la juerga, el paso del tiempo los mantiene en un sitial exclusivo que sólo ellos manejan con maestría, grietas y cortes profundos como "Evil" no podrían venir desde otra cofradía, embriagados y poseídos los Señores de Grinderman te darán una buena sacudida, al menos la pateadura está asegurada.

Buen disco.


Raúl Cabrera Hidalgo.












WARPAINT
The Fool

rough trade, 2010

Warpaint es un cuarteto de chicas que viven en Los Angeles, California, liderado por la voz y guitarra de Emily Kodal, debutaron en 2009 con el Ep "Exquisite Corpse", que de inmediato atrajo las miradas y estupores de la crítica y el público inquieto.
Ahora editan "The Fool" su debut en largo, ejercicio distinguido, donde podemos apreciar de mejor forma sus susurros de rock envolvente y extraño, como unas Throwing Muses que no pasaron por el pabellón psiquíatrico, encantan con un sonido que casi todo el tiempo se pasea por espacios irreales y nubosos, aún así las guitarras aullan y los tambores desconciertan, sin duda se trata de un disco que hay que escuchar varias veces para lograr ser hechizado y disfrutarlo.
Temas como "Warpaint" o "Undertow" van diseñando un halo bipolar muy difícil de conectar con alguna etiqueta actual, más recuerdan el sonido hipnótico de algunas bandas del sello 4AD, las voces van marcando el terreno, junto a Emily están Theresa Wayman en guitarras, Jenny Lee Lindberg en bajo y Stella Mozgawa en los tarros, todas además cantan, creando atmósferas muy delicadas e inocentes, que no complacientes, ya que la instrumentación es robusta y por momentos algo post rock, como las desaparecidas Electrelane por ejemplo.

Dan buenos momentos como en "Bees" y "Shadows", donde se notan más sueltas y afiladas, dinámicas, elevadas y especiales todo el rato en esa nube que cautiva y que nos matiene en una postura de alerta, son buenas, pero necesitan tiempo y algo más de actitud, aunque no está nada mal esa actitud de colgadas, "Composure" demuestra la esperanza, el caramelo placentero.


Raúl Cabrera Hidalgo.













Algunos artistas aprovechan un cambio de nombre para realizar una brecha en su carrera y optar por estilos que no habían desarrollado hasta ese momento. No es el caso de Owen Pallett, en el que este cambio, desde el ya antiguo Final Fantasy, viene dado por la publicación de su nuevo trabajo en Japón. No vaya a ser que Hironobu Sakaguchi, creador de la saga de videojuegos, le ponga una demanda.

El tercer trabajo del canadiense continúa con los elementos de “Dragones y Mazmorras”, los videojuegos y los mundos imaginarios, con letras que hacen referencia a armas medievales de todo tipo y a batallas. Pero Pallett también crea un lugar, Spectrum, y a un granjero llamado Lewis que viene ya de los EP’s publicados en 2008. A lo largo del disco el granjero pasa una crisis, va tomando conciencia de sí mismo, se rebela y hasta planta cara a su creador; intenta explicar su destino y en ese viaje terminará conociendo la verdad, que se le aparecerá como palabras en un papel.

"Heartland" es un trabajo conceptual que musicalmente se presenta mucho más elaborado que cualquier otro trabajo que Owen Pallett haya realizado hasta ahora. Ante este álbum, cualquier disco pasado parece una obra de dormitorio. Ya estamos acostumbrados a su faceta de compositor de arreglos para Beirut, The Last Shadow Puppets, Pet Shop Boys o Arcade Fire por mencionar a unos pocos, pero aquí deja libre su fuerza compositiva y acompaña y resalta cada uno de los momentos de Lewis como si fuese una banda sonora, con una composición llena de detalles y función narrativa, y lo hace a lo grande. Para esta labor cuenta la ayuda de la Orquesta Filarmónica Checa que nos da una idea de la magnitud épica que quiere dar Owen a este trabajo y en el que se ve necesario el despliegue sinfónico. No podía ser de otra manera.


desde
Jenesaispop.












KLAUE & NI
ABC
(Ep)
autoedición, 2010

Klaue (Felipe K.) y Ni (Julio Lamilla) son dos (no) músicos de Valparaíso que hace un tiempo vienen colaborando en plan de improvisación con aparatos, instrumentación manipulada y artefactos varios, formando estructuras saturadas, oscuras y por momentos abismales.
Lo que hoy les presentamos es "ABC Ep", trabajo que consta de 3 piezas de ruido fisurado, la primera es "A" de 4 minutos (grabada en el Cerro Cordillera a las 3 de la mañana), donde demuestran su gusto por la repetición y los zumbidos intervenidos, algo escabrosa va diseñando de forma cadenciosa un conducto asfixiante, partiendo desde una guitarra se va transfigurando hasta llegar a los gemidos de una máquina agonizante, un espacio narcótico y nocturno que te lleva directo al colapso.
Luego la extensa "B" (algo más de 20 minutos) abre con unas grabaciones de radio que pronto desaparecen tras el golpeteo eléctrico y los ruidillos insanos, la estática noise va en aumento hasta formar una niebla espesa, hay una especie de latido digital que corta un poco el aire, la circuitería es constante y abrasiva, más adelante aparecen las percusiones marciales, industriosas e instintivas, se oyen voces, el tema está grabado en directo en algún antro subterráneo del Barrio Puerto, el ruido se concentra y penetra firmemente la consciencia del oyente, hay profundidad, negrura y ya es imposible separarse de esta caída en la penumbra.

Para el final queda "C" de 44 minutos, registrada por un Walkman Sony, así de distanciada, varios golpes y crujidos intervienen, mientras en la lejanía se mantiene una frecuencia deslavada, como un grito primario, manto de alienación cavernaria a la manera de Wolf Eyes, circuit bending, pedales y una plataforma que comienza a ceder, como un mundo cadavérico en el que no encontramos hombres, quizás sólo una imagen y aparatos que se alimentan de un sonido ya muerto.

La figura siniestra.


Raúl Cabrera Hidalgo.










Esta noche de jueves escucha El Sueño del Esquimal, desde las 21 hrs. por Radio Placeres 87.7 fm en Valparaíso y sus alrededores, online para toda la jungla global.










Y Ojo! con el TSONAMI 2010 en Valpo.











No hay comentarios.: