abril 27, 2010

El Sueño del Esquimal #287, jueves 29 de abril.



Discos Cortos, Debutantes, Legendarios, creadores de un gran maleficio o seguidores disciplinados, que importa, si todos se hacen tan necesarios en la búsqueda, acá vamos de nuevo... todos juntos!






BLANK DOGS
Phrases
EP

captured tracks, 2010

Proyecto underground de Brooklyn que a cada paso gana más adeptos, Mike Sniper el ser hiper-activo que encontramos detrás de la escafranda tortuosa e imaginativa llamada Blank Dogs, desde 2008 viene haciéndose notar, publicando innumerables CD-Rs, cassettes, Eps y también 2 álbumes, el último fue "Under And Under" de 2009, disco destacado en la lista de lo mejor del año de este humilde espacio radial, ahí recordaba a The Cure y Joy Division, más algo de punk sintetizado.
Sin querer quizás se ha convertido en una de las bandas más buscadas por los cibernautas y el público inquieto, siempre fiel al concepto lo-fi en sus grabaciones, este año ya cuenta con cinco referencias publicadas, incansable se sumerge entre estructuras noise, post-punk y específicamente para este "Phrases EP" en un synth-pop con descaro mirando los primeros 80s'.
Canciones frías, maquinales y super-bailables con las que despeja el velo del tiempo y nos transporta hasta Manchester y Düsseldorf, tiempo de post-guerra, fines de los 70s', después del punk inglés, toda esa época se cuela en estos 4 tracks, partiendo por "Heat & Depression", imposible se hace no pensar en Kraftwerk, Ultravox y OMD, sugerente canción de ritmo duro y minimal, donde deja oír esa voz robótica y desganada entre adornos de tecnología barata y retro-futurista.
Aparecen las guitarras en "Blurred Tonight", pero de manera austera como lo hacía Bernard Summer en los New Order de "Movement", los primeros pasitos del techno-pop revisitados y expandidos en ambientes congelados y sombríos.
Blank Dogs nos entrega un pasaje New Wave de lujo, Cold Wave mejor dicho, ahora refugiado en el cada vez más distinguido sello Captured Tracks, por favor denle una mirada a su extenso catálogo, sobretodo a su serie de singles y EPs, se llevarán una agradable sorpresa.

Tesoro secreto del invierno.

Raúl Cabrera H.








LIARS
Sisterworld

mute, 2010

Una partida tan desquiciada de disco como "Scissor", sólo podría manifestarla esta secta salvaje denominada Liars, dale la mano al diablo y luego juega con él, se apropian de la agria postura del Sr. Cave y sus malas semillas, para luego dejarla caer en el pavimento y destrozarla con ruido devastador.
Ya no es sorpresa que el trío de Brooklyn con cada golpe abra un nuevo universo, cada vez más inquietante eso sí, ahora en su quinto disco, este "Sisterworld", los desarrollos sonoros son sencillamente desarmantes, retorcidos y poco amigables, cuando una banda le da la espalda al público y a los estilos, es porque algo especial se viene y este es el caso sin duda alguna.
El disco está lleno de honduras, pozos insanos, quiebres sorpresivos y guitarras enfermas que avanzan con una fuerza secreta y destructora, música para el fin del mundo podríamos llamarla y no sería exagerado.
La voz de Angus Andrew sobrevuela estos pueblos muertos con displicencia, casi todo lo que escuchamos es experimentación, canciones que se fueron saliendo del carril sin regreso, de que sirven las cuerdas agregadas y los trombones, si todo está dispuesto en una pendiente minada, tanto hurgar en el post-punk y el noise, para que Liars encontrara suicido al final del pasillo de su rock espasmódico.
Tómate un brebaje espeso como "Scarecrows On A Killer Slant", no creo que queden muchas cabezas pensantes luego de semejante patada, si el punk significó un corte profundo y cambios, ¿Qué traerán estas ruinas?.

Se trata de música en el borde nuevamente, no-rock, espacios catárquicos y malos presagios, sobrevivientes de un mundo muerto alimentándose de carroña.

Raúl Cabrera H.








MARK VAN HOEN
Where Is The Truth

city centre offices, 2010

Después de un tiempo prolongado, 6 años para ser exactos desde su "The Warmth Inside You", el talento de Mark Van Hoen regresa para volver a seducirnos con estructuras electrónicas y sonidos ultra-sugestivos y sofisticados.
Creador de Locust, Autocreation y miembro fundador de Seefeel en los 90s', productor además, lleva una vida entregado a la exploración musical, inspirado en su juventud por Brian Eno, Steve Reich y David Sylvian, fue capaz de armar una cosmogonía de sonidos y ambientes super personal y distintiva entre los proyectos que acunó.
Quizás por esto ahora se presenta esa magia sigilosa, que trae consigo un montón de aromas y figuras que re-aparecen en este prado perfecto llamado "Where Is the Truth", la influencia de Van Hoen persiste en su nueva obra y para ella se ha hecho asistir por espléndidos compañeros de viaje, Neal Halstead (Slowdive, Mojave 3) en guitarras, Vinny Miller en teclados y Julia Frodahl (Edison Woods) en voz y piano, un disco grabado entre Londres y Brooklyn, su residencia actual.
11 canciones de electrónica expansiva y espacial que nos invitan a flotar por un firmamento azul, suave y placentero, no nos damos cuenta y ya vamos arriba en la ola, "Put My Trust In You" funciona muy bien como intro, con esas interferencias radiales perdidas en tiempo, todo el recorrido se asemeja a un vuelo alto. Para luego entrar de lleno al centro ardiente de "Where Is The Truth", sensualidad sincopada y maquinal, las voces de Van Hoen y Frodahl se unen en un beso esencial, la tierra se envuelve en celofán carmesí.
La música actuando como droga, ahora es posible una imágen, un sentido, todo el poder concentrado en "She'a Selda", sonido europeo que se derrama a borbotones, tan lejos y tan cerca a la vez junto a esa voz cálida, suspiramos.
"Your Voice" se acomoda entre zumbidos y glitches, ¿Cómo es posible que el inglés haya construído un disco tan físico e inductivo a esta altura del partido?, la verdad es que este tema es un verdadero orgasmo auditivo, una invitación a la apertura, al desprendimiento.

Conjunto de luz viciosa y perturbadora, se hace necesaria la escucha reiterada y por favor en buena compañía por supuesto.

Raúl Cabrera H.








VERONICA FALLS
Found Love In A Graveyard
7"
captured tracks, 2010

Presentación en sociedad de Veronica Falls, joven cuarteto de Londres (no pasan los 23 años), Captured Tracks les ha grabado este single y con cariño, traen de regreso ese querendón sonido británico tantas veces recordado, y que no se malentienda, porque nada tienen que ver con la pretensión post-Oasis o Suede, lo de ellos está conectado con ese otro aliento inglés, el que llevaban guardado Felt, The Pastels y Aztec Camera, en sólo 2 canciones, las voces de Roxanne, Patrick, Marion y James nos conducen hasta la campiña y 'las ganas de encontrar el amor en una tumba' por ejemplo, así de oscuros e inocentes, tan funerarios como Arcade Fire, pero con los ojos estrellados y con todo el futuro en esos ropajes negos, habrá que esperarlos...

Raúl Cabrera H.









VOICEsVOICEs
Origins Ep

manimal vinyl, 2010

Otro debut... abriendo de nuevo las transmisiones para el ambiente ritualista, si conociste una buena droga en Cocorosie, creo que podrías mirar más alto con este otro dúo de chicas, Nico Turner y Jenean Farris iluminan desde Los Angeles nortinos.
Se dejan llevar entre las capas de una exploración volátil y voces superpuestas para crear el aquelarre definitivo, viajando por los bosques nocturnos en busca de sanación y espesura, el ruido blanco, shoegazer, aislacionista, ensoñador, aquí se conecta con los movimientos de la tierra, las estrellas y la naturaleza, totalidad acá manifestada por una música inusual, que nada tiene que ver con formas o escalas pre-concebidas, esto es origen y construcción espontánea, un montón de causas unidas para entregar satisfacción en cada signo, en cada arrebato.

Son Voces.

Raúl Cabrera H.







Y una vez más Hawái con nosotros:


ahora sí...





drag city, 2009

Bastante tiempo ha pasado desde el último trabajo en solitario del norteamericano Jim O’Rourke. Demasiado tiempo, demasiado para alguien como él. Hace casi una década publicó conjuntamente, el año 2001, “I’m Happy, And I’m Singing, And A 1,2,3,4” (Mego) e “Insignificance” (Drag City). Durante este tiempo ha realizado colaboraciones con músicos experimentales, hecho música para películas (Werner Herzog, Koji Wakamatsu), filmado algunos cortometrajes, ha sido temporalmente el quinto miembro de Sonic Youth, producido discos de estos últimos como de Wilco, Beth Orton y otros, formado una banda –Loose Fur, junto a Jeff Tweedy y Glenn Kotche, ambos parte del grupo del ex Uncle Tupelo–, reeditado y sacado del baúl viejas cintas. Pues como se ve, el hombre no ha estado desocupado. Ha hecho muchas cosas, pero hablar de un disco solo y exclusivo de él nada. Eso hasta ahora. La pregunta razonable era como sería este, su nuevo hijo. ¿Estaría o no a la altura del resto?. ¿Cumpliría o no con las expectativas que su propia trayectoria ha generado?. Existen algunas personas en las que se puede confiar casi ciegamente, que siempre están ahí y que contadas veces o nunca llegaran a defraudar. Jim es una de esas personas, y “The Visitor” es uno de los muchos casos que confirma esa regla.

El disco está grabado en la lejana Tokio, ciudad a la que se ha trasladado a vivir a vivir, problemas devisa incluidos, en un pequeño departamento, desde el 2005, muy apartada de su residencia anterior, Nueva York. Y en este nuevo trabajo encontramos guitarras, pianos, órganos Hammonds, sintetizadores, trompetas, cuerdas, banjos, cellos, baterías. Una larga lista de instrumentos. Todos y cada uno de ellos tocados por las manos mágicas de O’Rourke. Se habla que en momentos hay cerca de doscientas pistas, armadas y ensambladas por él mismo –por él también pasaron las cintas del “Ys” de Joanna Newsom (Drag City, 2006)–, con su talento habitual –“Debido a que tenía que tocarlo todo yo en lugar de grabar a un par de interpretes, tuve que grabar cada parte. Un par de ellas, solo grabando la sección de vientos, fueron como treinta pistas, porque tenía que tocar esa parte treinta veces”–. Se nombra mucho como referente a su disco “Bad Timing” (Drag City, 1997), que igual que este es un disco instrumental, nada de palabras –“es solo que no quiero escribir letras más” ha dicho. “No tengo nada sobre lo que cantar”–. Pero, del mismo modo, se puede hablar y citar a sus discos pop, hablo de “Eureka” (Drag City, 1999), “Halfway To A Threeway” (Drag City, 1999) e “Insignificance”. A pesar de lo variado de su discografía, logra verse un hilo que une estos discos, en especial los citados, un hilo que sabe bordarlos a la manera clásica. “The Visitor”, cuyo título hace referencia al disco de Jerome Newton, personaje interpretado por David Bowie en el film “The Man Who Fell The Earth” de Nicolas Roeg, es una verdadera sinfonía folk en variados movimientos. La guitarra acústica dando inicio y marcando la pauta de esta obra. Un corte. Silencio. Cerca del minuto quince la tranquilidad del piano nos invita al sueño, pero al minuto diecinueve entra el banjo, los vientos, unas baterías como las de “Life Goes Off”. En este punto se percibe lo meticuloso que puede llegar a ser. “Hay un par de partes de trombón, y yo no sé tocarlo. Por cerca de un año y medio estaba buscando por otro color de instrumento que pudiera funcionar. Y finalmente fue como ‘tiene que ser un trombón’. Así que compré uno, y practiqué por un par de meses, y llegué al punto en que podía tocar esa parte correctamente. Creo que fueron como diez segundos de trombón allí, pero pasé seis meses en esos diez segundos”. Enseguida aparecen flautas, unos clarinetes por allá. Percusiones unos momentos después. Guitarra, una pedal steel, arreglos de viento, piano. La calma otra vez. Un órgano Hammond y el despertar. Distintos climas para una obra en la que adentrarse con demasiada facilidad, compleja en su interior pero simple en la cobertura, tan simple como para que lo entienda y la disfrute un niño. Por sus características podría llamárselo a esto americana. Si es así, la etiqueta cobraría un nuevo significado. Son muchos los colores que hay dentro de este álbum, muchos los olores, muchas las texturas, mirando siempre a la tradición y menos a la modernidad. Sé que la comparación no le gustará, pero es como un “Eureka” sin voces.

Es de esperar que en el futuro no tengamos que esperar tanto par tener que oír de él. Entre la vorágine actual, con producciones siendo editadas cada día, siempre es necesario volver a los clásicos, y O’Rourke ya es uno de ellos. “The Visitor”, su hijo, también lo es, y lo es además de esa música que desde hace mucho que existe, hijo de ese folklore del norte tan rico y variado, tan lleno de matices. Una travesía de treinta y ocho minutos por Norteamérica de la mano del noble Jim. Nuestro amigo fiel, ese que no defrauda, ya sabemos que nunca se ha ido, que siempre ha estado allí, pero de todas formas agradezcamos que, en cierta manera, lo tenemos de vuelta con nosotros.

hawái.








Around The Well
Sub Pop, 2009

Es habitual, cuando el orden no es algo que uno haga de la mejor manera, cuando el desorden es la forma natural de organización, encontrarse con objetos esparcidos por la habitación. Cuando esos objetos son tantos que llegan a estorbar, es común enviarlos al sótano: the basement tapes. Sin embargo, tarde o temprano, llega el día de archivar esas viejas cintas, dejar que la luz del sol entre por la ventana, limpiar el polvo que el tiempo ha puesto sobre ellas, sacarlas de ese sótano y llevarlas nuevamente a la superficie. From a basement on the hill, from a basement to the hill.
Algo parecido a esto es lo que Sam Beam ha hecho este año. Ha recogido viejas canciones y las ha reunido en “Around The Well”, disco doble –triple LP–, material suficiente para aguardar su nuevo trabajo, posiblemente a editar el 2010. La estructura es claramente distinguible: la primera parte se compone de grabaciones caseras, muchas sin editar, y que reflejan el estilo de grabación que primeramente tuvo Beam, aún con cierto miedo a perder la precariedad de la baja fidelidad –“No estaba nada asustado cuando entré en ese estudio. Lo único que quería era que la tecnología no interfiriera en mis canciones, que no echara a perder la intimidad de sus melodías” comentaba después de registrar, por primera vez en un estudio, su segundo disco “Our Endless Numbered Days” (Sub Pop, 2004)–. La segunda parte, con Brian Deck (Califone) como productor, pasa del amateurismo a la profesionalidad. Pues bien, en esa primera parte están aquellas canciones frágiles, las que nos descubrieron a ese cantautor tradicionista, en esa época todavía con residencia en la soleada Miami, a pesar que el sonido dijera otra cosa, indicara otro lugar: campos de algodones a un costado del Mississipi. Muchas de ellas desembocaron en “The Greek Drank The Cradle” (Sub Pop, 2003), muchas de ellas no. Esas se encuentran en este primer CD, donde la tecnología no interfiere y se conserva la intimidad de las melodías. Canciones como “Morning”, “Hickory”, “Swans And The Swimming”, “Friends They Are Jewels” –“Sirve tu té amargo/ Para nuestro dulce, huésped de licor/ Piedras pulidas y perfectas/ Pero la brisa los golpea a ambos/ Así que baja tu pistola, Granny/ El deber de los hombres nunca te perteneció/ Cuando frunces tus cejas, Granny/ Tus amigos, ellos son joyas, dos veces tan hermosas y pequeñas”–, apropiaciones de bandas ajenas a lo que se supone es el sonido de Iron And Wine, bandas como Stereolab (“Peng! 33”), The Flaming Lips (“Waitin’ For A Superman”) y The Postal Service (“Such Great Heights”), además de una de su primeras composiciones, “Sacred Vision”. “Preferiría estar completamente solo/ El perdón es veleidoso cuando la confianza es un quehacer/ No es cada pecado que sea purgado/ La oí hablar suavemente, luego no la oí más” susurraba Sam. “No hay forma de crecer que no duela/ Ella gruñó desde la estación, luego colgó el teléfono”. Perdón por lo confesional, pero es que, no sé, debo decirlo. En ese momento, al oír esa frase, impulsado por el bostezo del sueño y por la verdad de lo evidente llegué a llorar.
Segundo CD. Una pequeña afirmación: todo músico cree que tiene que crecer y lo necesita. Iron And Wine no es la excepción. Sus primeras grabaciones están bien, muy bien. Pero necesitaba ir un paso más allá. Lentamente fue avanzando. El primer hito fue “In The Reins” (Overcoat, 2005), el mini LP compartido con Calexico –“lo que más me impresionó al trabajar con ellos fue cómo dejan espacio para las contribuciones de los demás y cómo eso hace que las canciones puedan cambiar mucho de una interpretación de otra”–. Su siguiente y gigante paso fue “The Shepherd’s Dog” (Sub Pop, 2007) –residencia: Austin, Texas–, un trabajo donde ritmos tercermudistas se inmiscuyen y se apoderan de su folk de alcoba. El joven ha madurado. Esta segunda parte muestra ese tránsito. “Communion Cups & Someone’s Coat” (“Habla de ayer y ellas te la mostrará/ Hermanos fotografiados en ropas duras/ Di mañana y ella te dirá ‘ven, encuéntrame en la playa, y no habrá luna’/ Pero di hoy/ Y ella besará tu cara/ Y tal vez lo olvidará/ Habla de ayer como una barata de cordones de zapatos/ Ella pateará el auto y encontrará a sus amigas/ Di mañana y luego ella describirá algunas viejas copas de comunión y la chaqueta de alguien/ Pero di hoy/ Y ella podrá mostrarte el camino/ Y guiarte a casa”) y “LoveVigilantes” (New Order), “Belated Promise Ring” y “Sinning Hands”, “No Moon”, “Serpent Charmer” y “Carried Home” –estas tres últimas provienen, claramente, de aquellos días de “The Shepherd’s Dog”–. “The Trapeze Swinger”, el final del camino, desde donde se extrae la frase que titula el disco, esa de “In circles ’round the well and where it spells”, y donde dice otras cosas más –“Por favor recuérdame con cariño/ Oí de alguien que aún eres bella/ Y luego vinieron a decirme que las puertas aperladas/ Tenían un elocuente grafiti/ Y por favor recuérdame como en ese sueño/ Que tuvimos como bebés de alfombras quemadas/ Entre los árboles caídos y fuertemente dormidos/ A un lado de los leones y las damas/ De Dios y Lucifer, un chico y una chica/ Un ángel besando a un pecador/ Un mono y un hombre, una banda de marcha/ Todo alrededor de los asustados trapecistas”–.
“Es posible que mis primeras canciones llegaran de un modo más luminoso y que con ellas buscara una especie de paz, pero incluso eso lo hago a veces… Desde luego, no escribo para huir de la realidad”. La luz y la paz, el encuentro con la realidad, las imprecisiones fruto de una vida de indecisiones hechas suyas. “No hay forma de crecer que no duela”. Todos cantando alrededor del pozo.







Escucha El Sueño del Esquimal, los jueves desde las 21 hrs, transmitiendo desde Radio Placeres 87.7 fm para Valparaíso y sus alrededores, también online para el resto de este y los otros mundos.




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