Proto-electrónica sobre campos de hielo & Ruido líbido entre corrientes submarinas.
Confieso que no hice demasiado caso a "I Will Be" (2010), el debut discográfico de la banda liderada por Dee Dee Penny. No me pareció mal disco en absoluto, pero no fue hasta el concierto del pasado 'Día De La Música Heineken' cuando comencé a prestarles más atención. Aún recuerdo el calorazo que hacía a esas primeras horas de la tarde, pero tampoco puedo olvidar el estupendo recital que ofrecieron, gracias al cual estuve escuchándolas sin parar en los días posteriores al festival. Además de las canciones de su debut y de "He Gets Me High", el EP que sacaron a principios de año, adelantaron algún que otro tema de su nuevo largo, que lleva el título de "Only In Dreams", editado de nuevo por Sub Pop.
Musicalmente, lo propuesto en estas diez canciones no dista mucho de lo que conocíamos del cuarteto: temas directos, garajeros y melódicos de entre tres y cuatro minutos. Eso sí, este segundo round las encuentra más cómodas (aún si cabe) con su entorno y con una mayor seguridad tanto vocal como instrumental, además de con una producción ligeramente más limpia, que define mejor cada parte. El álbum tiene miga desde principio a fin, y aunque cada canción tiene su magia particular, hay dos que destacan: "Bedroom Eyes" y "Coming Down". La primera supone el single perfecto, puesto que define el estilo de Dum Dum Girls a las mil maravillas, es pegadiza, y tiene un puente (cuando Dee Dee canta “I fear I’ll never sleep again”) que cada vez que suena, los pelos se ponen automáticamente de punta. La segunda, que con sus casi seis minutos y medio se pasa de largo de la media de duración, es la parte más reflexiva del disco. Como siempre, la deliciosa voz de Dee Dee está al centro, acompañada de unas guitarras sencillas, pero muy efectivas.
Que estos dos temas sean algo así como el ariete de "Only In Dreams" no quiere decir, como decía, que lo demás sea paja. Otros cortes como "Heartbeat", "Caught In One", "Always Looking" o "Wasted Away" andan sobrados de buenos estribillos y ritmos que deberían hacer bailar hasta al más sieso de la fiesta. Es cierto que los parámetros de este revival garajero son algo limitados, pero sorprende la vuelta de tuerca que se le puede dar a una fórmula bastante machacada. Es evidente que siempre que haya una buena melodía, todo lo demás está justificado e incluso se pueden alcanzar cotas bien altas.
por Quietmansmiling
desde jenesaispop.com
Musicalmente, lo propuesto en estas diez canciones no dista mucho de lo que conocíamos del cuarteto: temas directos, garajeros y melódicos de entre tres y cuatro minutos. Eso sí, este segundo round las encuentra más cómodas (aún si cabe) con su entorno y con una mayor seguridad tanto vocal como instrumental, además de con una producción ligeramente más limpia, que define mejor cada parte. El álbum tiene miga desde principio a fin, y aunque cada canción tiene su magia particular, hay dos que destacan: "Bedroom Eyes" y "Coming Down". La primera supone el single perfecto, puesto que define el estilo de Dum Dum Girls a las mil maravillas, es pegadiza, y tiene un puente (cuando Dee Dee canta “I fear I’ll never sleep again”) que cada vez que suena, los pelos se ponen automáticamente de punta. La segunda, que con sus casi seis minutos y medio se pasa de largo de la media de duración, es la parte más reflexiva del disco. Como siempre, la deliciosa voz de Dee Dee está al centro, acompañada de unas guitarras sencillas, pero muy efectivas.
Que estos dos temas sean algo así como el ariete de "Only In Dreams" no quiere decir, como decía, que lo demás sea paja. Otros cortes como "Heartbeat", "Caught In One", "Always Looking" o "Wasted Away" andan sobrados de buenos estribillos y ritmos que deberían hacer bailar hasta al más sieso de la fiesta. Es cierto que los parámetros de este revival garajero son algo limitados, pero sorprende la vuelta de tuerca que se le puede dar a una fórmula bastante machacada. Es evidente que siempre que haya una buena melodía, todo lo demás está justificado e incluso se pueden alcanzar cotas bien altas.
por Quietmansmiling
desde jenesaispop.com
COM TRUISE
Galactic Melt
ghostly international, 2011
Galactic Melt
ghostly international, 2011
Hace algunos meses se publicó la versión digital del álbum "Galactic Melt", del productor de New Jersey, Seth Haley. Después del imprescindible "Cyanide Sisters EP", remixes para Twin Shadow, Daft Punk, Neon Indian, Ana Lola Roman entre otros, además de bonus tracks y su reciente single "Fairlight".
Com Truise, el maestro de la nostalgia robótica, propone un universo re-imaginado en donde la psicodelia es un medio para obtener una experiencia extracorpórea. Sonidos sci-fi de programaciones cinemáticas y secuencias Synthwave con circuitos paralizantes. Once pistas sónicas que intranquilas arden dentro de ensoñaciones retrofuturistas y relatos de máquinas, naves intergalácticas, astronautas, sintetizadores y sexo VHS.
"Galactic Melt" de Com Truise puede ser ordenada en formato CD o vinilo a través de Ghostly International.
por Miguel Anguel Correa
desde felinno.blogspot.com
"Galactic Melt" de Com Truise puede ser ordenada en formato CD o vinilo a través de Ghostly International.
por Miguel Anguel Correa
desde felinno.blogspot.com
"L’autopsie phénoménale de Dieu" (2009), ya fue un disco que te transportaba por senderos de maleza y misterio, para convertirse en una especie de banda sonora imaginaria realizada por el belga Pepijn Caudron, pivotando por restos de jazz y tinieblas ambient pensadas para el teatro. "Grimoire" vuelve a repetir en intenciones y al mismo tiempo entrega nuevos matices que consiguen crear atmósferas de tensión por ejemplo en "Le Bateleur", que con su pulsación firme y contundente te recuerda que siempre hay que mirar atrás por si hay alguien, "Opkropper" te sigue turbando con las voces operísticas que Caudron encuentra y que te hace caer en la intención del título: 'Grimorio'. Libro de las brujas, hechizos, encanterios y 'Valerie a týden divu', 'Das Cabinet Des Dr. Caligari' o una representación de la locura de Dorian Gray, etc. Imágenes que cristalizan mientras te ha movido durante los primeros cuatro temas, con el piano de Nils Frahm hasta el climax agorero de "Wrak", donde las brujas están empezando a desarrollar sus maquiavélicos planes en la media noche. El final del mismo tema hace también sacar a relucir el nombre de James Kirby, gracias a cortes como "Girl in Fishtank", pero "Ballet Van De Bloedhoeren" es un ejemplo más clarificador de la tensión que maneja Caudron, sometiendo al oyente a un universo mucho más asfixiante en su clasicismo. Esta segunda parte del disco, te conduce por senderos donde más que tensión y suspense, se manejan atmósferas enrarecidas e irreales, intentando retar a la cordura hasta llegar al desenlace de "Satyriasis", donde te envuelve entre la seducción inicial de un jazz sonámbulo para luego dejar que vaya creciendo la niebla y despertar en pastos donde poco a poco te vas dando cuenta que tan solo te rodean tumbas y aunque aparentemente todo se mueve en calma, tienes la sensación que nada va bien y te atemorizan el no saber que haces allí, para ir dejando paso a quién o qué te echará la mano o el aliento sobre el cogote. "Konker" cierra, y te deja a solas con el asesino en serie, pero mejor no desvelar el final de la película que ha imaginado Kreng y recomendarles llegar hasta el final de "Grimoire". Nuevo Fantasma Miasmah.
por Poleonmars
desde es.paperblog.com
Primer capítulo de una serie de discos que inicia Matana Roberts en el sello Constellation (Godspeed You! Black Emperor, Esmerine, Evangelista, etc). Un interesante y profundo trabajo de jazz de vanguardia que avanza desde el free jazz de "Rise", el corte que abre el álbum, hasta la dulce "How Much Would You Cost?". También hay sitio para los momentos en los que la propia Matana Roberts toma la voz e introduce flashes de spoken word. Como homenaje al sello que lo publica, "Gens De Couleur Libres" también tiene momentos de quietud y calma en la órbita post-rock, es ante todo, un disco sumamente variado.
El saxo de Matana Roberts es el absoluto protagonista de un disco complicado y árido, que exige al oyente, pero también aporta momentos de increíble belleza. Estructuras muy cambiantes y esquivas. La voz toma presencia en "Libation for Mr. Brown: Bid Em In…" un impactante tema construido en su primera mitad solo a partir de la voz. Lo mucho que puede transmitir tan solo con su voz, tal vez se echa en falta su presencia de esta forma más en el disco, pues es realmente sólida e impresionante
El título del disco tiene una clara connotación social, haciendo un repaso a la historia de la población negra americana. El disco te obliga a escuchar, para ver qué es lo que tiene que decir. Estamos ante un álbum que puede llegar a ser muy grande, tiene un concepto y recupera el riesgo.
por Alberto
desde musicwebzine.wordpress.com
Nadie podía esperar que tras su desaparición del espectro musical a mediados de los años ochenta John Foxx experimentara desde 1997 un regreso tan prolífico. Y tan valiente, ya que mientras otros cerebros exprimidos de la proto-electrónica británica como Richard H. Kirk se han limitado hace años a la edición digital, Foxx no para de publicar CDs, DVDs y vinilos aparentemente ajeno a la creciente fantasmagoria. The Maths es en principio un proyecto ideado por Ben Edwards, alias Benge, para dar salida a la colección de sonidos que atesora en su estudio de Londres. En él se han facturado excelencias como "Broken Wave " de Hannah Peel. Como era de esperar, John Foxx no ha podido resistirse al ofrecimiento.
El resultado es un disco de diez. Un serio competidor del mítico "Matematic" (1980). Vivimos tiempos de resurrección y desde Scorsese ya sabemos todos que Lázaro no regresó igual de guapo. Pero el milagro de Foxx sí es estéticamente impecable. En "Interplay" ha sabido conjugar al fin todas sus ventajas comparativas con milagrosa sincronía. ¿Será que me tira demasiado el synth pop? ¿Será tan irresistible el magnetismo analógico?. El sopapo a la avaricia bancaria que es "Shatterproof" recuerda a lo mejor de Cabaret Voltaire ("The Crackdown", 1983).
"Interplay" es Satie cibernético y una oda al error. "Evergreen" y "Summerland" son sencillamente dos de las mejores composiciones de Foxx. Adictivas, europeas, optimistas, melancólicas. "Watching A Building On Fire" (Foxx, Benge, Mira Aroyo) transmite la recurrente desazón de J. G. Ballard, pero "A Falling Star" nos recuerda que más allá del ruidoso tráfico existe la belleza. Foxx se ha reinventado de nuevo, y con él, el pasado. Aleluya.
por José Manuel Caturla
desde rockdelux.com
por Poleonmars
desde es.paperblog.com
Primer capítulo de una serie de discos que inicia Matana Roberts en el sello Constellation (Godspeed You! Black Emperor, Esmerine, Evangelista, etc). Un interesante y profundo trabajo de jazz de vanguardia que avanza desde el free jazz de "Rise", el corte que abre el álbum, hasta la dulce "How Much Would You Cost?". También hay sitio para los momentos en los que la propia Matana Roberts toma la voz e introduce flashes de spoken word. Como homenaje al sello que lo publica, "Gens De Couleur Libres" también tiene momentos de quietud y calma en la órbita post-rock, es ante todo, un disco sumamente variado.
El saxo de Matana Roberts es el absoluto protagonista de un disco complicado y árido, que exige al oyente, pero también aporta momentos de increíble belleza. Estructuras muy cambiantes y esquivas. La voz toma presencia en "Libation for Mr. Brown: Bid Em In…" un impactante tema construido en su primera mitad solo a partir de la voz. Lo mucho que puede transmitir tan solo con su voz, tal vez se echa en falta su presencia de esta forma más en el disco, pues es realmente sólida e impresionante
El título del disco tiene una clara connotación social, haciendo un repaso a la historia de la población negra americana. El disco te obliga a escuchar, para ver qué es lo que tiene que decir. Estamos ante un álbum que puede llegar a ser muy grande, tiene un concepto y recupera el riesgo.
por Alberto
desde musicwebzine.wordpress.com
Nadie podía esperar que tras su desaparición del espectro musical a mediados de los años ochenta John Foxx experimentara desde 1997 un regreso tan prolífico. Y tan valiente, ya que mientras otros cerebros exprimidos de la proto-electrónica británica como Richard H. Kirk se han limitado hace años a la edición digital, Foxx no para de publicar CDs, DVDs y vinilos aparentemente ajeno a la creciente fantasmagoria. The Maths es en principio un proyecto ideado por Ben Edwards, alias Benge, para dar salida a la colección de sonidos que atesora en su estudio de Londres. En él se han facturado excelencias como "Broken Wave " de Hannah Peel. Como era de esperar, John Foxx no ha podido resistirse al ofrecimiento.
El resultado es un disco de diez. Un serio competidor del mítico "Matematic" (1980). Vivimos tiempos de resurrección y desde Scorsese ya sabemos todos que Lázaro no regresó igual de guapo. Pero el milagro de Foxx sí es estéticamente impecable. En "Interplay" ha sabido conjugar al fin todas sus ventajas comparativas con milagrosa sincronía. ¿Será que me tira demasiado el synth pop? ¿Será tan irresistible el magnetismo analógico?. El sopapo a la avaricia bancaria que es "Shatterproof" recuerda a lo mejor de Cabaret Voltaire ("The Crackdown", 1983).
"Interplay" es Satie cibernético y una oda al error. "Evergreen" y "Summerland" son sencillamente dos de las mejores composiciones de Foxx. Adictivas, europeas, optimistas, melancólicas. "Watching A Building On Fire" (Foxx, Benge, Mira Aroyo) transmite la recurrente desazón de J. G. Ballard, pero "A Falling Star" nos recuerda que más allá del ruidoso tráfico existe la belleza. Foxx se ha reinventado de nuevo, y con él, el pasado. Aleluya.
por José Manuel Caturla
desde rockdelux.com
Escucha El Sueño del Esquimal, hoy jueves 13 de Octubre a las 21:00 hrs por Radio Placeres 87.7 fm desde Valparaíso y en línea sintonizanos aquí...
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