octubre 04, 2012

El Sueño del Esquimal #368, jueves 4 de Octubre.




El Sueño del Esquimal te invita a viajar por honduras cósmicas, territorios oscurecidos y mensajes aportados por una cantante indignada ante el empobrecimiento espiritual. 
Entremos.







Silencio
drag city, 2012

La cantante francesa Laetitia Sadier parece, a tenor de lo escuchado en este segundo álbum en solitario, lejos de necesitar un regreso de Stereolab para demostrar su valía. Tras un agridulce ‘The Trip‘, dedicado al suicidio de su hermana pequeña, este "Silencio" es una obra terriblemente sólida y centrada, logrando que su encanto vocal y ese espíritu retro que le resulta inherente suenen frescos como nunca. Y si además lo hace contando con las colaboraciones de su ex marido y ex compañero de banda, Tim Gane, y viejos conocidos como Sam Prekop (The Sea And Cake) y John McEntire (Tortoise), la necesidad de un comeback se evapora rápidamente.

Cuenta Sadier que el título del álbum lo tuvo mucho antes que la mayor parte de sus canciones: durante una visita a una antigua iglesia en Zamora (España), quedó impactada por sentir durante algunos instantes la sensación de silencio absoluto. A narrar esa experiencia dedica el último corte del álbum, ‘Invitation Au Silence’, que culmina proponiendo experimentar ese mismo episodio durante dos minutos. Aunque parezca tonto, ese tiempo resulta verdaderamente incómodo. La francesa dedica este álbum a poner el acento en esa belleza y esas sensaciones físicas que hemos renunciado a percibir o, según ella, hemos dejado que el capitalismo pervirtiera para crear unos ideales y estándares erróneos. Y es que "Silencio" cuenta también cierto contenido político.

Con la candidez de los ideales puros (el punto marxista es innegable), Sadier se suma a la corriente de indignados artísticos apuntando directamente al capitalismo y a los políticos como las causas primeras del empobrecimiento mundial. Pero, además del empobrecimiento monetario, Laetitia muestra su preocupación por el empobrecimiento espiritual generalizado, proponiendo la insumisión a las “autoproclamadas autoridades” y “la tiranía del dinero”, clamando por una “democracia real” (‘Auscultation To The Nation’). De forma similar, apunta al miedo como una de las principales armas empleadas por esos poderes fácticos para los que las personas están en el último escalafón de prioridades (‘There Is A Price To Pay For Freedom (And It Isn’t Security)').

Esa idea de rebelión contra un sistema que pretende reconfigurar en su propio provecho los ideales de belleza sustenta gran parte de un álbum que, además, muestra a una autora e intérprete en plena forma. Desde el principio, con ese engañoso cambio de ritmo de ‘The Rule Of The Game‘, Sadier logra que su reconocible (desde los tiempos de Stereolab) forma de interpretar el pop como un viaje por el jazz, la lounge music, el tropicalismo y la psicodelia, entre otras muchas influencias, resulte totalmente vigente y fresca, merced a un gran grupo de canciones, entre las que apenas destacan por encima del resto la exquisita y sencilla ‘Next Time You See Me’ (el tema compuesto e interpretado junto a Tim Gane), la escapista ‘Find Me The Pulse Of The Universe‘, el funk de ‘Fragment Pour Le Future De L’Homme’, la preciosísima ‘Silent Spot’ o la mencionada ‘Auscultation To The Nation’. Pero, como decíamos, son solo destellos de una sólida gema que hacen que la ¿pausa? en la carrera de Stereolab resulte menos dolorosa de lo que esperábamos.

por Raúl Guillén








Cosmogonía de los Valles  EP
autoedición, 2012

Entrar en un valle y hacerse parte del entorno, una figura sintiendo la inmensidad y transportándola hasta una nueva apariencia, en este caso musical. Flores de Bach es la banda creada por Felipe Ugalde hace algunos años, se ha prodigado en mostrar su proyecto en directo por distintos lugares de Valparaíso, le hemos escuchado con la atención necesaria para notar las distintas rutas que ha ido tomando ese sonido espacioso y silvestre que nos plantea su música, en un comienzo de manera más íntima en solitario con una guitarra acústica portando estas canciones liberadoras que hablan de contemplación y búsqueda a través de imágenes y parajes que se encuentran ahí, prestos para la redención y el escape. Luego vendría "Montañas" en 2010 y la idea se hizo tangible, cercana, ahora nos encontramos con "Cosmogonía de los Valles" un trabajo grabado durante 2011 en los estudios SusurroEnsordece con la guía de Pablo Rivas en las perillas, 4 canciones que aparecen como esa luz matinal sobre el camino costero, fortificadas con la incorporación de Felipe Valdivieso en bajos y Franco Milesi en la batería, mientras las voces y guitarras de Felipe Ugalde van delineando la profundidad y el deleite de una música siempre hípnótica e intuitiva que se va quedando contigo más allá de una simple escucha, abren la senda con "Brillar", cuando los ecos se desplazan hasta un núcleo cargado, como una vista panorámica de la bahía que va creciendo hasta confundirse con la luz reflejada sobre el mar, las imágenes van entrelazadas con los sonidos y la letra, todo nos conduce a flotar, dejarse llevar en el paisaje sin pensar en ataduras ciegas, "El Habitante Sueña" entre melodías y estrellas que giran sin control, el orden natural nos absorve, el espectro sonoro podría situarse cercano al space rock y al shoegaze distanciado ('Andes Folk Gazed' como ellos mismos lo han definido), pero los temas que conforman este EP llevan un elemento adicional que tiene que ver con la percepción y las sensaciones físicas que logran conectarnos a una experiencia particular, paisajismo, larismo, manto étereo que viene desde el exterior para refugiarse adentro, la voz de Ugalde se transforma en el nexo secreto que une todos los movimientos, como en "Luz en el Oceano" por ejemplo, el caleidoscopio se sacude mutando las visiones de normalidad, el entendimiento crece y ya todo es un carnaval como bien dice la letra de "Ritoque", última estación de "Cosmogonía de los Valles", iremos sin pensar para observar los detalles en el atardecer, significados susurrados por el oleaje y que casi nunca notamos.
Flores de Bach extiende el mirador en este vuelo fugaz, cubierto por destellos y mucho aire marino. Lo han colgado en su bandcamp para descarga gratuita, acércate a ver el mar.

Raúl Cabrera H.








MMXII
spinefarm, 2012

Lo de Killing Joke es algo que roza el prodigio. Llevan más de 30 años sin parar de hacer música. Han editado 14 discos (sin contar rarezas, directos, recopilatorios o EP’s) y únicamente en muy contadas ocasiones, han decepcionado. Es destacable (y admirable) que después de tanto tiempo, en vez de haberse vuelto acomodaticios, aburridos o autocomplacientes, sigan manteniendo una energía desbordante que les está llevando a componer los mejores trabajos de su carrera. A diferencia de otros compañeros de generación, Killing Joke mantienen intacta la creatividad de sus orígenes y sin regodearse en los laureles del pasado prosiguen año tras año con una carrera imparable, inquieta y sobresaliente. Nunca encajaron bien en el after-punk de la época, siempre a la sombra de The Cure, Joy Division, Siouxsie and The Banshees o Bauhaus. Y en su evolución han coqueteado con todos los estilos musicales más o menos arriesgados, manteniendo constante casi siempre el predominio de las guitarras y las percusiones potentes. Se han desenvuelto con pasmosa naturalidad entre el rock gótico, los ritmos tribales, el pop atmosférico, los coqueteos electrónicos, el industrial más plomizo y el metal más pesado, marcando siempre la diferencia y ejerciendo de influencia para infinidad de grupos. Curiosamente, con el paso del tiempo, ha sido el público metalero más que el gótico el que ha acabado rendido ante sus grandiosos trabajos, tal vez porque las ideas más apocalípticas y siniestras se han vuelto demasiado limpias y bailables (previsibles y discotequeras) en gran parte de la escena oscura. Una banda tan interesada en las profecías catastróficas y el colapso del mundo moderno como la que lidera Jaz Coleman, no podía dejar pasar este 2012 sin editar una obra que reflejara su visión del final de los tiempos. Rebajando en parte la apelmazada (y gloriosa) brutalidad de “Hosannas From The Basements Of Hell” (2006) y “Absolute Dissent” (2010), “MMXII” (2012) encuentra un equilibrio asombroso entre los sonidos más pesados, industriales y post-apocalípticos, y los más limpios y melódicos. La contundente base rítmica, las poderosas guitarras y los atmosféricos teclados producen un sonido tenso y dramático, difícil e incómodo, pero a la vez enormemente atractivo y estimulante, en el que la voz de Jaz Coleman encaja a la perfección, sonando unas veces limpia y clara y otras agresiva y animal. Sin duda alguna “MMXII” se perfila desde ya como uno de los mejores discos del año. La larga “Pole Shift” abre este trabajo de forma imponente, resumiendo el estilo general del disco, con marcados cambios de ritmo y trasvases sorprendentes entre la suavidad y la brutalidad. Esos aspectos más duros sobresalen en la lenta y pesada “Fema Camp” o en la discontinua agresividad de “Primobile”. Ejercicios de contundencia machacona (“Trance”), dureza afilada (“Glitch”) o energía post-punk (“Corporate Elect”) se intercalan con extraordinarios ejemplos del sonido clásico de la banda como las imparables y demoledoras “Rapture” y “Colony Collapse”. En “On All Hallow’s Eve” se cuelan destellos más introspectivos y coloristas, algo que se acentúa en la fascinante “In Cythera”, asombrosa composición, limpia, algo retro, capaz de emocionar por su aparente sencillez y su esquiva melancolía. Como curiosidad, muchas de las canciones se acompañan de enlaces a páginas de Internet para rastrear influencias, motivos, preocupaciones, profundizar en análisis o, simplemente, escorar nuestra visión de esta época tan confusa según perspectivas menos invadidas por los sistemas políticos y los medios de comunicación usuales. “MMXII” es un trabajo atormentado, incendiario, consistente y muy bien estructurado que, en la línea de otros trabajos de Killing Joke, incide en el cataclismo de un mundo agonizante, de una bestia codiciosa que pretende continuar devorándolo todo hasta el final de los tiempos. El año 2012 puede que no sea el del fin del mundo. Pero las señales hablan de cambios. Cambios importantes. Apocalípticos, violentos, pero con la mirada puesta en un mundo mejor.  Hasta que ese momento llegue (si llega) la desesperación continuará rugiendo entre tinieblas, intentando desgarrar su propia sinfonía de locura. Y nosotros estaremos desde ya celebrando el funeral de su muerte anunciada con música tan inspirada (y dolorosa) como ésta.

desde








The Diver
sacred bones, 2012

Llevan ya cerca de cinco años emitiendo con celeridad arrebatadas melodías sintéticas sobre el polvo de ecos glaciales, esparcidas por el crepitar de sus cajas de ritmo de remoto pasado, samples de películas de terror o de ciencia-ficción y los característicos sonidos primigenios de sintetizador analógico vintage, de los que tanto gustan. Buscando un lugar estético entre el frío caos y la asepsia desposeída. Entre su sonido de estudio y sus reseñables directos. Led Er Est, que vienen desfilando, puntal a puntal, por los sellos discográficos que más se empeñan, en nuestros días, en redefinir –si hacen tal cosa– los sonidos adyacentes a la minimal y cold wave (y en últimas al post-punk) como son Captured Tracks, Wierd o Mannequin, acaban de publicar su segundo álbum para Sacred Bones, otra de las escuderías mejor provistas para esbozar con su catálogo un mapa plausible de la modernidad musical. Su título es “The Diver” y, aunque mantiene un carácter continuista con respecto a “Dust On Common” (Wierd, 2009), se sospecha en él cierta variación, una ampliación ecléctica en el sonido de este trío neoyorquino. Un ámbito ensanchado, abultado. Un arco voluptuoso.

Cosa nada desdeñable es ésta, a priori. Pues en los tramos más angostos, afilados y tiritantes del revisionismo del primer synth-machine-pop y de la minimal y cold wave de estos años tan insistentemente retrovisores, la diferencia está en un enjambre de nombres que ulula por su protagonismo desde distintos recodos del globo en la esfera de lo independiente, lo cual es, en sí mismo, un valor deseable. A veces el único. Y es claramente ahí, en los umbrales donde discuten el espíritu renovador de la música con el celo anacrónico inspirado, donde los de Brooklyn parecen estar palpando en la ejecución que supone “The Diver”, no siempre con éxito, pero sí delimitando un espacio para lo posible en esta resignificación musical. Algo que se percibe pronto con las primeras audiciones, especialmente por ese aporte emocional, dramático, quizás más pop (aunque tumoral), que atempera esa refrigeración de su sonido haciéndolo partícipe de otros contagios: el post-punk devastado, sombrío, o el midriático folk cavernoso e industrial, donde también el registro, la entonación y la modulación vocal de Samuel Kklovenhoof, la presencia de guitarras y el tratamiento sintético alteran la forma de su emanación.

El llanto por la muerte de la hermana de Samuel KK gotea en la composición no sólo de las letras, sino la musical, y es parte de la substancia creativa para la gestación de este trabajo. Pocas alegrías, entonces, y circunstancia también notable en la imbricación con Shawn O’Sullivan y Owen Hutchinson. Cambia por eso ligeramente la temperatura en un disco donde la sorda repercusión y el frío metálico, normalmente acostumbrados, contrastan con un dramatismo ostensible y cierta envoltura, aunque sosegada y contenida (y es de agradecer), mínimamente épica. La pulsión rítmica, por esa misma razón, también desacelera. Pero más allá de los propósitos malogrados o no del ritualismo atávico o marcialismos varios que se dan en las canciones más dilatadas del álbum (“Arab Tibe” y “Iron The Mandala”), encontramos momentos francamente lúcidos como en esos dos singles que anticipaban la obra (“Kaiyo Maru” o “Bladiator”), esa ligereza de minimal wave implorada con mantra y escafandra que es “The Diver”, “Divided Parallel”, la instrumental “Housefire At Zumi’s” (como sacadas, ambas, de su anterior largo); y los clásicos silbidos de sintes sobrevoladores, quejidos vocales en eco espiral, quebrantamientos rítmicos, atmósferas opresivas y actitud punk. Que, restableciendo equilibrios, ya está bien.

por David Cano








Heat
avant!, 2012

Asfixiados corazones que se cruzan desde la isla de los malditos, Tara Green y Jimi Kritzler forman White Hex en la ciudad de Melboune, Australia. Una salida crítica frente al panorama desalentador y terminal que ronda en las urbes modernas (y del cual tampoco nos escapamos), su música es oscura, decaída y con un ruido cortante que altera cualquier señal de continencia o simulación. Lo de White Hex es sonido agreste mirando hacia el vacío, actitudes desafiantes que intentan sacudir la abulia generalizada.
Han publicado hace algunos meses su primera referencia, un congelado vinilo para el sello italiano Avant!, denominado paradojicamente "Heat" (calor!), más allá de sumar para la bien-resucitada escena cold wave y post-punk que predomina actualmente, nos enseñan una ruta perturbadora con esas guitarras afiladas de Kritzler (miembro además de los perversos Slug Guts) y la voz enigmática de Tara como una especie de Jarboe o Siouxsie clamando desde la penumbra más espesa, para que se hagan una idea la entrada en "Heat" propone un sumergimiento de guerra fría, el primer corte "Stranger Love" deja muy en claro que el brebaje se viene denso y cargado, ritmo lento y cavernoso en la silueta venenosa del dúo que ha tirado toda la maleza necesaria para afectar entre ruinas y sombras que terminan por seducir bajo un manto dark que hace rato no se oía por estas latitudes, vamos directo al colapso, peregrinos de la opacidad.
Más adelante las nubes grises se extienden sin ninguna contemplación, el golpeteo continúa machacando bajo estructuras after-punk en bajada suicida, temas como "Holiday" o "Nothing Comes" caen como una lluvia ácida directo hasta nuestra insegura normalidad, el horizonte es sombrío y la ceremonia nos espera, mientras Tara Green sigue susurrando desde los bordes viciosos, "Waves" es miel turbadora para los desdichados, siempre caemos, quizás una cura maldita se encuentre en estos espacios fisurados que buscan en el interior, justo ahí donde duele, guitarrazos sobre la conciencia, percusiones programadas para disimular la depresión flotante y ese bajo ocultista que no suelta nunca los alicaídos corazones, se trata de placer a fin de cuentas, como el placer del desamor en "Ice Cold" tema que cierra este antro salvador.
Caricias de penumbra y tiritones marchitos.

Raúl Cabrera H.








Répercussions
editions mego, 2012

Editions Mego lanza este segundo álbum de Robert Hampson en solitario bajo su propio nombre. "Répercussions" es una pieza acusmática multicanal encargada por el Groupe de Recherches Musicales (GRM) de París para una actuación el festival Akousma, difundido en el sistema de altavoces Acousmonium en 2011. Las grabaciones de Instrumentos de percusión de todo tipo, piano, pieles de tambor, Gamelan, rejillas de metal, etc son tratados y manipulados para formar una narración densa, rítmica - lineal o no. Cada instrumento ha sido remezclado en varias ocasiones, para cambiar su forma sonora o el timbre, para tratar de formar nuevas texturas más allá de las normalmente reconocibles. Una de las piezas es acusmática multicanal (8 canales) y fué encargada por Espace Mendès France para un espectáculo en el Planetario de Poitiers, Francia. La segunda pieza Ahead - Only The Stars (2009) tiene la influencia de las primeras misiones de la NASA al espacio, pero más directamente de películas como 2001 de Kubrick, Solaris de Tarkovsky, e incluso anteriores, como 'La Conquista del Espacio'. Finalmente se incluye ""Antarctic Ends Here"", editada en vinilo anteriormente por Mego, y ahora disponible en versiones estéreo y en 5.1.

desde 

PD Esquimal:  Atentos que pronto se viene la nueva encarnación de Main con Robert Hampson a la palestra + Stephan Mathieu, imagínense eso por favor.








El Sueño del Esquimal #368 se transmitirá el jueves 4 de Octubre, como siempre a las 21:00 hrs. por Radio Placeres 87.7 FM desde la bahía de Valparaíso, también online para el resto de este y los otros mundos, www.radioplaceres.cl.













No hay comentarios.: