diciembre 13, 2012

El Sueño del Esquimal #374, jueves 13 de diciembre.




Entre piruetas ornamentales y mensajes regados por la plataforma independiente en línea, despedimos el 2012 con gratitud y esperanza, ya vendrán los consensos y las listas de fin de año, nosotros contentos por el ruido desplegado. Y si el 21 no dice otra cosa, estaremos de nuevo volteando la cabeza en busca de la brisa tenue.







Bish Bosch
4ad, 2012

Scott Walker es atemporal, su música responde solo a la lógica de su propia dimensión, puede ser ancestralmente espiritual, o vanguardistamente profética, el caso es que sus infernales operas eternas en esta ocasión presentan un nuevo giro en su dirección y aunque es seguro decir que sus nuevas composiciones mantienen el sepulcral estilo de "Tilt" (fontana, 1995) o "The Drift" (4ad, 2006), "Bish Bosch" es un paso adelante, mientras que Walker sonaba desoladoramente solitario en esos dos discos, para este Bish Bosch, Walker suena acompañado de un ejercito y eso es sólo una parte de las sorpresas que Walker nos trae en esta ocasión, ya que los ritmos que Walker ha decidido incluir son poderosos, las guitarras lacerantes y por si fuera poco Walker se acerca muy a su manera a la electrónica en lo que definitivamente es el disco del año.

Para el que pueda esperar un cambio radical en las composiciones de Walker, adelantémonos que esto no es pop, sino lo más alejado que uno pudiese imaginarse del pop, con el sonido de amenazadoras espadas chocando una contra otra, instrumentos hawaianos, orientales y brasileños usados de maneras inimaginables, conjuntos de cuerdas orgánicas y sintetizadas que consiguen sobrecargar nuestros nervios y un Walker que se atreve, si señores, se atreve a incluir elementos inesperados en su ejecución vocal.

El infierno sonoro de Walker no conoce principio ni fin, así que con "See You Dont Bump His Head" arranca este disco sin previo aviso, el ritmo caliente y brutalmente minimalista al tiempo que Walker hace su fantasmal aparición, David Bowie, David Aird o David Sylvian háganse un lado que el maestro ah regresado y de que manera, acompañado de tambores batientes y de guitarras feroces que predominan en la mezcla, más que en ninguno de los discos anteriores de Walker, algo que sabíamos que hacia falta y que ahora Walker nos trae de manera generosa.

"Corps De Blah" podrìa parecer de inicio un oscuro arrullo, un doloroso lamento, que rápidamente es convertido en un suceso incomodo vía el replicar de la electrónica y un piano que interrumpe de manera particular, Walker nada tendrá que ver con la música industrial pero no es tímido al momento de incluir sonidos mecánicos y después proseguir con una batería fulminante y la estridente fricción de la cuica brasileña que a más de uno dejará desorientado en gran escala, claro y por si fuera poco las poderosas guitarras a la carga, para cerrar el tema con un adorable arreglo de cuerdas de mucha, mucha altura.

En "Phrasing", nuevamente nos encontramos con Walker acercándose muy a su manera a la electrónica, será este el disco electrónico de Walker?, si y no, pero es probablemente el acercamiento mayor que ha tenido este inquieto creador, aunque también es su disco con ritmos más bestiales y guitarras más rabiosas, alcanzando una portentosa combinación de intensidad y silencios, quien decía que los ritmos de Dinosaur Jr. o de los Pixies era dinámicos? Y ni que decir de los segundos de samba que Walker incluye aquí, nuevamente genial, para después sacudirnos con guitarras eléctricas monumentales.

"Bish Bosch" es probablemente el disco más difícil del año, el más abstracto, el más incomodo, requiere mucha paciencia, pero al final resulta en verdad el que mejor recompensa al escucha, Walker no hace ninguna concesión, ataca todos los sentidos, aterroriza, impacta, sorprende, seduce y repugna en partes iguales, cosa que rara vez podemos experimentar al mismo tiempo, y en temas como "SDSS14+13B(Zercon, A Flag Pole Sitter)" nos brinda su voz, su instrumento principal a gran escala para después acompañarse por esas brutales y despiadadas guitarras, y después esa mezcla de aplastantes percusiones y enervantes cuerdas, Walker dirige esta marcha apocalíptica y lo hace de manera despiadada, convirtiéndose en algo así como el Alfred Hitchcock de la música, consiguiendo una mezcla de terror, tensión, arte y humor, mucho y muy oscuro humor.

"Epizootics!" Es toda una joya de algo que no se si es rock, composición moderna, música electrónica, o que, pero que suena delicioso al oído, Walker invoca todos los demonios musicales habidos y por haber, después nos hace reír un poco con su “miedo a los hawaianos” y por si fuera poco nos receta este tema altamente visual que muchos encontraremos conexión con el alucinante mundo del maestros David Lynch (curiosa y extrañamente el tercer David mencionado en esta reseña).

"Dimple" es más brutalidad sonora, tal vez por ello Walker demora tanto tiempo entre disco y disco, esto es demasiado para asimilarse cada año o cada dos años, Walker construye un entramado tan complejo que nos llevara años obviamente, poder descifrar y es algo que se agradece ya que poco alcanzan este nivel de arte e intelectualidad combinado, como en "Tar" y sus vibrantes bajos y amenazadoras espadas, o en "Pilgrim" y sus percusiones nativas a toda velocidad.

"Bish Bosch" cierra de manera épica con "The Day The “Conducator” Died (An Xmas Song)", un tema con disonantes guitarras e inquietante atmósfera, que por momentos pone a temblar el equipo de sonido con sus explosivos bajos, Walker consigue de esta manera lo que pocos, mantenernos en continua tensión, hasta el último segundo del disco, obligándonos a contener la respiración, y es que eso es precisamente "Bish Bosch", casi una hora y media de tentación sonora bajo el agua, sabemos que nos puede causar daño, pero queremos llevar nuestros sentidos al extremo, y eso, sólo Walker lo sabe hacer.

A menos que Robert Wyatt nos traiga un explosivo disco con los Cannibal Corpse, mi apuesta completa es a que este "Bish Bosch" es el disco del año, aquí debiéramos cerrar el 2012, y empezar a preocuparnos por el 2013, si es que llega.

por U Are A Ghost
desde headheritage.co.uk









Sun
matador, 2012

Han pasado seis años desde que se publicara aquel maravilloso "The Greatest" que catapultó a su creadora a la cima de las nuevas damas de la canción de autor. Desde entonces, Chan Marshall ha estado buscando su propio camino, ha homenajeado algunas de sus canciones predilectas en su disco de 2008 "Jukebox" y ha desaparecido de los focos, para regresar ahora de manera renovada, con nuevos objetivos que cumplir, con una dirección clara por la que seguir, con la firme intención de dejar atrás de manera definitiva su lado más autodestructivo.

Poniendo tierra de por medio con el sonido de cantautora clásica y acercándose sin dilación a terrenos de folk contemporáneo y experimental, Cat Power publica su nuevo trabajo "Sun", al abrigo de una producción repleta de capas, marcada por la electrónica más sutil, los ambientes embriagadores y la sugerente voz de su intérprete. Philippe Zdar es el responsable de este nuevo enfoque que la artista de Atlanta ha querido dar a su música. Una mirada vitalista, en un tono algo más optimista de lo que acostumbraba a hacer Marshall, moviéndose en registros realmente interesantes, a la par que desconcertantes.

Es cierto, resulta extraño escuchar a Cat Power con una producción tan moderna y “artificial”, alejada de los sonidos orgánicos y acústicos de anteriores entregas, sin la entrañable melancolía y la voz de perdedora que nos ofrecía antes. Pero resulta alentador descubrir a una artista que no permanece inmóvil ante el paso del tiempo, una personalidad cambiante, inconformista y con ansias de evolución.

Sin duda lo mejor de Sun radica en su afán de cambio, en canciones como "Cherokee", "Ruin", "3,6,9" o "Manhattan", donde se vislumbra un nuevo horizonte creativo para la cantautora. La complejidad del conjunto y su dificultad de asimilación se contraponen de manera sublime a la gentileza del envolvente sonido y a la riqueza de matices que otorgan al disco una situación privilegiada para encarar los años venideros y el acontecer de una carrera que cada vez es más firme y completa.

por Javier Decimavilla








Luxury Problems
modern love, 2012

Hace ya un tiempo que Andy Stott preparaba algo diferente a lo que generalmente nos tenía acostumbrados, y que a pesar de experimentar eventualmente siempre volvía a su esencia más pura de Dub Techno. Aun así, durante los últimos años se enfocó un poco a su otro proyecto bajo el nombre de Andrea, sin dejar del lado el principal sacando un par de remixes de vez en cuando, como el que le hizo a Holy Other en 2011, el cual estaba estrenando el "With U EP" (tri angle, 2011), entre otros.  Bajo este alias, se dedicó a sacar sencillos, para un sub label de Modern Love llamado Daphne y en el que colaboró la mayoría de las veces con un productor llamado Millie.

Antes que nada hay que poner en claro que uno de los elementos principales de "Luxury Problems" son los vocales, son a mi parecer lo que le impregna este ligero aire de misticismo, así como representa gran parte de la esencia de este álbum que propone un horizonte completamente inexplorado por Andy hasta el momento. Estos vocales están a cargo de Alison Skidmore, la cuál conoció gracias que ésta le había impartido clases de piano anteriormente.

El tema inicial del álbum ”Numb“ nos presenta un lado bastante espectral de Alison, la cual interviene al repetir la palabra 'touch', que se combina con una ola de ecos y crea un ambiente bastante obscuro. Sin embargo hay un momento clave en este tema, en el cual Andy  irrumpe con una serie de pulsos de bajos, lo cual permite experimentar un ritmo bastante contrastado que, a pesar de su suavidad y frialdad paralela de Skidmore, persiste en un ambiente tenso.

En “Lost and Found” nos presenta una versión diferente de Alison, es un estilo un poco más inclinado hacía un modo más profesional del canto; “Sleepless” puede que sea uno de los temas en que menos participa Skidmore, si no es que es el único. En éste se puede apreciar una introducción un poco ambiental la cual desplaza progresivamente con una serie de ritmos los cuales conforme avanza el track, aumentan de intensidad.

Al llegar a la mitad del álbum se empieza a comprender, la presencia que impone este álbum rozando distintos polos paralelamente, y el ejemplo perfecto es “Hacht the Plan”, el cual es el tema más largo del álbum, en éste Skidmore  juega a proyectar un aire de suavidad el cual fluctúa en un fondo plagado de beats acompañados de frialdad sonora. “Expecting” es el único tema que trata de enfocarse más hacia lo industrial, a las atmósferas obscuras. “Luxury Problems”, me remite un poco más a sus entregas anteriores, en el que trata de remitirse a su más pura esencia, así mismo pasa con “Up the Box” el que proyecta el lado más electrónico del disco.

Así como el inicio, el tema final llamado “Leaving” presenta una aleación de sonidos ambientales a manera de ecos, que se funden con la impresionante voz de Skidmore. Sin duda remite a Luomo en cierto punto, con la frescura y la inteligencia que caracteriza al productor finlandés.

Uno de los mejores álbumes de Andy Stott. Nadie lo hubiera imaginado capaz de llegar a descubrir estos panoramas, y este no es otro que el resultado de nuestras sorpresas. Enorme.

por Yann S. Mazy









Fingers Crossed
public information, 2012

En el Noreste de Rusia (aquel inmenso país atrapado en la historia −para bien o para mal−) se encuentra la ciudad de Petrozavodsk, más cercana a la península escandinava que al centro de Rusia, esta región es conocida como República de Carelia. Y como esta no es una lección de geografía debemos decir que desde ese lugar viene uno de los proyectos musicales que (sobre todo este año) nos ha mantenido alerta en el laboratorio esquimal, me refiero a Love Cult, dúo (sentimental además) formado por Anya Kuts e Ivan Afanasyev, claro que era necesaria toda esa intro cuando estamos frente a una cración sonora aislada y distintiva a lo que solemos recibir. Por ahí en mayo reseñamos 2 de sus casettes anteriores, "Sobaki, Volki" (2010) y "Nebulaes" (2011), extasiados disfrutamos de esa oscuridad distante que sale del aparataje manipulado y de la voz-ondina de Anya que hipnotiza y te lleva de exploración por las honduras más alucinantes.
Ahora toda esa magia vuelve con este flamante primer LP, "Fingers Crossed" publicado por el sello londinense Public Information, el formato largo ayudará sin dudas para una mayor propagación del mantra drónico que nos proponen. Un trayecto que no es fácil de buenas a primeras, hay que estar paciente y agudizar bien las antenas, los espacios auditivos son siempre deformados, ya sea por grabaciones fantasmales (tomadas de alguna escucha en onda corta de madrugada) como en "Wall Rug", o por esa creatividad austera y repetitiva sacada de las sombras y el frío ártico ("Kantele"), el asunto es que la música de Love Cult se encuentra envuelta bajo un manto onírico, abstracto, como una visión borrosa de vivencia casi inconciente, perdida en los avatares de las estaciones, sin embargo la clarividencia sonora de la pareja nos sorprende con arrullos tan sútiles como la titular "Fingers Crossed", cercanos a este lago nos sentimos como en casa, de vez en cuando uno imagina un ambiente que extienda calma y plenitud, y los Love Cult lo consiguen en este nimbo ocultista y maquinal, el ruido como fuente de pureza profunda.
La última parte del disco se abre con el bajo palpitante de "Knoeledge", el canto de Anya flota en la ventisca de circuitos esparcidos por Ivan y las grabaciones espectrales de otro tiempo, cuanto tiempo en la aldea nortina viendo pasar los años y las acciones, alejados de las multitudes flagelantes, procesiones y fragmentos que siguen tras la lentitud de "Palinode", la desfiguración, el diseño no comunicado, el noise congelado de "Place To Get Lost In" nos despide sin temor al colapso penitente, sino que siendo parte del tornado, girando, soñando despiertos en la habitación de cristal.

Raúl Cabrera H.








Shrines
4ad, 2012

Afortunadamente aquel efímero invento llamado witch-house (¿de verdad existió?) no ha arrastrado con su corta vida a Purity Ring. Incluso puede que su nombre solo se viera asociado a esa vacua escena por una simple cuestión de coetaneidad. Este dúo, formado por los jovencísimos canadienses Megan James y Corin Roddick, ha conseguido salvarse de la quema, sobre todo porque han sabido dosificar y escoger cuidadosamente sus muestras de talento y personalidad. Y, aunque en sus canciones siempre han manejado ambientaciones lúgubres y BPMs muy bajitos, desde que comenzaran a destacar a inicios de 2011 han brillado por su marcado carácter pop.

La sensación al enfrentarse a "Shrines", su álbum de debut, es que Purity Ring han trabajado mucho en crear un proyecto sin fisuras, muy coherente en su parte estética y excelente en lo musical. Tanto lo musical, con ese dark-pop electrónico con rítmica dubstep (pienso en una hipotética colisión entre Robyn y Burial); como lo lírico, en unas letras en las que Megan utiliza inquietantes referencias anatómicas (pulmones como coronas, agua de mar entre los muslos) para expresar sus sentimientos íntimos; y lo estético, con unas preciosas ilustraciones de Matt De Jong que poseen ese impacto aterrador de los viejos cuentos infantiles, conforman un todo exquisito.

Pero "Shrines" es sobre todo un disco que apenas da respiro (solo, quizá, ocurra con la triste "Cartographist") con su pop exuberante, que derrocha a la vez audacia y gancho. Desde viejas conocidas como "Ungirthed" o "Lofticries", tan convincentes como el primer día, pasando por "Obedear", "Belispeak", "Crawlersout", "Grandloves" (en la que utilizan partes de "You With Air", tema de Young Magic −otros interesantes debutantes en este 2012−), "Saltkin", "Amenamy" o el prodigioso single "Fineshrine" (posible canción del verano en nuestro mundo), cada corte en "Shrines" parece perfectamente capaz de cumplir ese axioma que dice que una canción solo muestra su verdadera calidad cuando es interpretada con una simple guitarra acústica. Hagan lo que quiera que hagan en el futuro, James y Roddick podrán interpretar estas canciones como sea, desde con zambomba hasta con una filarmónica, que no perderán un ápice del poder evocador y la dulzura que transmiten en esta forma. Aunque también es claro que, si hoy tenemos que pensar en quién representará mejor el pop electrónico en este año, parece que apenas "kin" de iamamiwhoami podría competir con este "Shrines".

por Raúl Guillén








Quarter Turns Over A Living Line
blackest ever black, 2012

El debut en largo del duo londinense Raime, formado por Tom Halstead y Joe Andrews, se había convertido en uno de los momentos más esperados para la recta final de temporada. Motivos había de sobra para aguardar con esperanza este larga duración después de ser uno de los nombres que más elogios han acaparado desde su debut en 2010. Con tan solo tres maxis editados hasta día de hoy, Raime se habñian convertido en objeto de culto y en referencia habitual para versar sobre una generación que recuperaba el salitre del oscurantismo electrónico del post punk, la música industrial y la minimal wave, revistiéndolo con nuevos matices venidos del dub-techno, electrónica pretérita, oscurantismo ambient y ruido. Toda esa mezcla nos ha dado una inagotable cosecha de entradas y de artistas que enumerarlos tampoco sería necesario. Tan solo con pensar la cantidad de veces que hemos visto en los últimos tiempos comparar a alguno de estos artistas estilísticamente con Raime, es suficiente. Esta circunstancia, de convertirse en una contínua referencia, tal vez podía haberles pasado factura. Tal vez este ha sido el problema de Andy Stott con “Luxury Problems”, al convertirse sus trabajos anteriores en una especie de nuevo canon continuamente referenciado llevándole a dar un paso, al menos, titubeante. La expectación era alta y este debut ha borrado toda sombra de duda con una maniobra lógica y que amplifica todos sus matices. Más bien, alimenta la sombra de su música hacia niveles de precisión de un impacto simplemente aterrador.

“Quarter Turns Over a Living Line”, no suena a disco pretencioso ni a artefacto forzado por ninguna coyuntura, simplemente respira toda la retórica de ritual oscurantista con pasmosa naturalidad, tomando prestado y sin deber nada a nadie hasta configurar un universo que simplemente solo es atribuible a ellos. El disco, sin ser excesivamente extenso tiene un poder de síntesis que lo hace aún más adictivo. No es que sepa a poco, es que sabe tan bien que no te cansas de escucharlo una y otra vez. Al mismo tiempo, tampoco supone un ejercicio de vanguardia ni de experimentación desmedida, la principal diferencia en este disco con respecto a los anteriores maxis es la incorporación de una mayor variedad de instrumentación y buscar en ellos una mayor naturalidad a su sonido, conciso pero mucho más expansivo. Además, la estructura del album es clásica y parece casi alimentar las imágenes de un guión imaginario donde los distintos cortes sirven de transición entre escenas. Siempre he pensado que las escenas que mejor acompañarían a la música de Raime, esto es una opinión personal, son escenas o secuencias previas a una catástrofe , donde se genera la tensión o bien, todo lo contrario: los restos de la debacle, explosión, etc. Estampas que tal vez generan un trance hipnótico más que un shock o sobresalto.

Con esta apreciación, nos centramos en el contenido del disco y su apertura “Passed Over Trail”, un inicio donde el ritmo está desvanecido entre el espesor ambient y la incorporación de interferencias ruidistas y de lamentos de cuerda como una especie de universo donde Kreng, Roly Porter, Ben Frost y The Haxan Cloak serían una compañía perfecta. Esta faceta de ambient aislacionista es tratada con una contundencia que el drone que sostiene el andamiaje del corte es digno de Kevin Drumm y con cada subida de volumen amplifica su poder, dejando que los bajos te sirvan casi de ventilador. Esa potencia y densidad en su sonido se hace evidente con “The Last Foundry” y su comparación con la primeriza “This Foundry” que se encontraba en su maxi homónimo. La virulencia y la precisión del factor ambiental arrastra la misma rítmica a niveles mucho más agresivos y apocalíticos, aunque con ese elemento rítmico esquelético casi de reloj, parece relatar una tensa espera y al mismo tiempo, contiene el tono sinuoso de algunos temas de Chris & Cosey como “The Giants Feet” o de Ike Yard, aunque el nivel de aproximación al ambient es lo que alimenta la calidad de este disco (por seguir con la comparación de “The Secret Touch” de Cosey Fanni Tutti), completando los silencios por una masa espectral contundente. “Soil & Colts”, fue el primer teaser que tuvimos del album. Ahora, comprobando con mayor calidad la arquitectura de su sonido vuelve a demostrarnos su fiereza, entendida como tortura a cámara lenta. Esa velocidad narcotizada, serpenteando con elementos dub y con interferencias eléctricas entre el sonido de los bajos, acaba adquiriendo una atmósfera mística y sensual, en una estampa de sexo y psicodelia a cámara lenta. “Exist In The Repeat of Practice” sigue enfocando hacia el lado rítmico de los anteriores y se define en el título a la perfección.

Los patrones repetitivos y monolíticos de Raime se van amplificando continuamente por nuevos matices y ganando intensidad con los distintos elementos haciendo que crezca por detrás de estos ritmos todo un lenguaje misterioso que se encarga de aletargarnos en su final hasta abofetearnos con “The Walker In Blast & Bottle”, con el sonido de un cencerro sintetizado y ácido que se integra en una suerte de drone que puja entre el metal más pesado y el dub más comatoso mientras que los efectos empiezan a apoderarse de toda esta tensión y extrañeza bizarra simulando como un coro espectral venido del mismo infierno, como recordar la escena de “Possession” de Zulawsky (cuya banda sonora fue recientemente reeditada) donde la protagonista se dedicaba a dar gritos desesperadamente. O imaginar como serían los de la protagonista desaparecida en “Spoorloos”. Una suerte de aproximación espectral del bagaje de “Hennail”. Más sorpresivo, me pareció desde un principio el sonido de “Your Cast Will Tire” al introducir en su sonido los espamos y los delays de la guitarra eléctrica en su música, transformandose en un requiem surf en toda regla digno de los fantasmas de Rowland S Howard y que en parte comparte tensión con otro paisano inglés como es Forest Swords, aunque con una carga ambiental mucho mayor a la altura de artistas de Subtext.

En cierto modo, escuchar este disco me produce sensaciones parecidas a cuando escuché por primera vez discos como “By The Throat” de Ben Frost y “Aftertime” de Roly Porter, aunque el contenido de este disco tenga virtudes diferentes al de éstos, provoca un desgarro similar. Parece remover la parte más malvada y los pensamientos más retorcidos de cada uno de nosotros. Cuando llega el final con “The Dimming of Road & Rights”, una suerte de estampa casi campestre inducida por el sonido de cuerda parece despertarnos sensaciones parecidas a las de Shackleton, Demdike Stare y Pre-Cert Entertainment, acercándonos a extraños ritos y culturas en la campiña norteña del Reino Unido como en “The Wicker Man”, al igual que la música de Richard Skelton podríamos decir también, aunque en realidad el tono devastado y dramático me hace adentrarme en la espesa polvareda de “Satantango”. Además, que mejor unión de conceptos para explicar este disco como lo demoníaco y el ritmo. Como conclusión a este recorrido, queda el volver a abrazarlo de nuevo, el de seguir conduciendo a altas horas de la madrugada por autovias desiertas o tener la sensación que alguien nos persigue en la sombra sin ninguna motivo amigable. Así, trazando una maniobra sobria y concisa han conseguido contentar nuestras expectativas, esas de encontrar un disco donde no haya ni un rastro de esperanza y que nos reptase en el cerebro y nos helase el pulso. Sin trampa ni cartón, un disco contundente que sabe que no juega con el elemento de la sorpresa para golpearte, pero consigue doblegar todas tus defensas en un directo cara a cara. Bravo.

por Fran Martínez
desde conceptoradio.net








Forest Is Not What It Seems
self-release, 2012

2muchachos, el romántico guise de los músicos rusos Vladimir Karpov, Andra Evseeva y Dimitriy Borodin, ofrece el stream completo de su anticipado álbum "Forest Is Not What It Seems" una travesía sonora compuesta por grabaciones realizadas entre el año 2010 y el 2012. Los músicos de Cherepovéts exploran el mundo de los sueños, inscrito en un cuento de hadas que yace perdido entre la densa bruma y la profundidad de un bosque que guarda los misterios del inconsciente.

Compuesto por pasajes atmosféricos que encarnan aquél sitio intangible donde paradójicamente, la realidad se percibe de manera más lúcida, 'Forest Is Not What It Seems' trae consigo introspectivas postales de ambient análogo habitadas por abetos, búhos y criaturas flotantes, grabaciones de campo transfiguradas en goteantes fantasías pastorales, instrumentación fantasmal de sollozante belleza folk e inmersivas abstracciones lo-fi.

El release físico de "Forest Is Not What It Seems" será editado próximamente; sin embargo en su versión digital, el LP está disponible desde el 13 de noviembre por medio de bandcamp. También puedes leer la entrevista que tuvimos con 2muchachos el pasado mes de mayo, que acompaña un fascinante y exclusivo guest mix curado por la banda.

desde









El Sueño del Esquimal #374 en transmisión, jueves 13 de diciembre a eso de las 21:00 hrs. por Radio Placeres 87.7 FM desde la bahía de Valparaíso, también online para el resto de este y los otros mares, www.radioplaceres.cl.





















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